No es gracioso

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maratón(2/3)


"Todo lo que necesitas es a alguien que se quede sin importar lo difícil que sea estar contigo".




Me mordía las uñas, nerviosa.

—¿Y? ¿a qué sabe?— Pregunté cuando vi que masticaba se detuvo un momento, sonríe forjado hacia mi dirección.

—Yummi, sabe...— hace una arcada, pero se recompone y sonríe —sabe delicioso— vuelve hacer lo mismo.

Lo miro preocupada, le iba a decir que no era necesario que fingiera, pero me detuvo. Los últimos intentos han sido una mierda. Y este al parecer no sería la excepción.

—Alan...

—No, en serio sabe...— volvió hacer arcadas.

Lo mire aún preocupada.

—Anda ya, bota eso, escúpelo antes de que mueras intentando comer eso.

Asiente saliendo corriendo hacia el baño. Hago una mueca apoyando mi cabeza en la mesa.

Golpeo mi cabeza contra esta sin muchos ánimos.

Llevo intentando dos semanas intentando prepara algo decente o comible, pero todos saben horribles, Alan me presta su cocina para destruirla mientras me enseña.

Detiene mis golpes poniendo su mano en la mesa debajo de mi cabeza. Lo miro aburrida.

Jala una silla y la acerca a un lado mío toma asiento sosteniendo mis manos.

—Tranquila, no sabía tan mal.

—¿No?— frunzo el ceño. Él asiente.

—Duré más tiempo de lo que pensé.

—Wao, Alan, deberías dar charlas motivacionales se te dan muy bien—digo, sarcástica e irritada, no con él, si no conmigo misma.

—Oh, gracias, sabí... es sarcasmo ¿cierto?

—¿Tu qué crees?— pregunte alzando la cabeza, mis ánimos están por lo suelos.

—Tal vez, no te sé enseñar.

—O, tal vez, no soy buena en esto.

—Vamos, no te eches toda la culpa, eres la primera alumna que tengo, de seguro soy yo el que este mal enseñándote.

—Alan, gracias, de verdad, pero si sigo asi terminare intoxicándonos.

—No sabe tan mal, puede que no solo dos semanas sean suficientes para aprender a manejar la cocina.

—¿Tú crees?— pregunte con ilusión.

Asiente.

—¿Quién te enseño?

—Master chef.

Lo miro sin una pizca de gracia, él, en cambio, se aguanta la risa.

—Muy gracioso.

—Está bien, antes de comenzar la universidad no sabía qué hacer y, bueno, decidí aprender a alimentarme, al paso que iba moriría de hambre.

Terminó de contar.

Necesito saber cocinar, muchos dirán que estas bañada en dinero, no te hace falta esas cosas, pero me gustaría crear algo con mis propias manos y sentirme orgullosa, pero pongo todo mi empeño, intento hacer lo mejor que puedo, pero no me sale.

Dulce Amargo [1] |Trilogía Agridulce|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora