Niño

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Quise dedicarte miles de palabras
pero fue inútil, eran insuficientes
ninguna jamás alcanza
para describirte apropiadamente,
tú con tu mente brillante de diamante
y tu corazón lleno de amor y emociones
que pocos sabrán apreciar en realidad.

Halagaste mi manera con las palabras
pero cuando llegaste perdí todo uso de ellas
me sumergí en un trance
cuando tu mundo me descubriste.
Dejé de hablar e intenté escuchar
todas aquellas historias
y las cosas maravillosas que tienes para contar.

Anhelo tu misterio
y todo lo que este esconde dentro
ese mundo interestelar
repleto de constelaciones sin igual,
anhelo tus palabras
todas aquellas que desparramas
que caen en mis oídos
con la dulzura de la lluvia.

Me avergüenza admitir
todo el tiempo que paso divagando
inventando historias fantásticas
en donde escucho tu risa
y veo tu rostro iluminarse en una sonrisa,
y más me avergüenza sonreír sin remedio
ante tales pensamientos.

No hay momento en que no te piense
y como le diste colores a mi mundo
ampliaste los matices en mi mente,
y cómo todo cambió desde que llegaste
desde que quisiste hablarme.

No podría estar más feliz
sintiendo que la fortuna me sonríe
luego de una tormenta,
llegaste como el febo entre las nubes
con tus rayos llenos de calidez.

Hagamos una promesa
para dejar atrás este lugar
y para juntos viajar
lejos, al infinito y más allá.

Poemas de un alma en penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora