Una chica de quince años llamada Abril se fuga de su casa tras ser sometida a montones de acusaciones por parte de sus padres y sus compañeros de clase, que no se dan cuenta de que ella no es feliz. Sus únicos amigos de su nueva escuela la buscan de...
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Kisugi conducía su moto en el océano cada vez más rápido. Freezer lo perseguía como si fuera su propia sombra. Si lo atrapaba, estaba muerto. Muy-muy-muy muerto.
─Creo que ya me alejé suficiente de la nave... No, tengo que alejarlo aún más─ pensaba mientras conducía.
─¡Ya me harté de esta payasada!─ desapareció y reapareció en frente de Kisugi. Éste frenó de golpe e intentó huir hacia otra dirección, pero Freezer usó su poder para hacer una especie de barrera alta, de color púrpura. Estaba rodeado, no tenía a dónde ir.
─¡Maldita sea!
─Veo que te quedaste sin escapatoria, maldito mocoso─ se fue acercando a él lentamente.
─Maldición, no tengo otra opción...─ pensó, sintiendo su corazón latir a un ritmo anormal por el miedo que le provocaba ese momento.
Freezer lo tomó desprevenido y empujó a Kisugi al agua con su cola. Menos mal que Kisugi podía flotar, incluso nadar.
─Te lo voy a decir sin rodeos: entrégame esa esfera y te dejaré con vida. Solamente te estoy pidiendo una cosa, quiero que me des esa esfera. Es algo muy simple, ¿no lo crees?
Kisugi tronó los dientes, pero de repente comenzó a reír.
─Jeje, aunque te la entregue de nada servirá.
─¿Qué?
─Mientras tú me perseguías, Zarbon y Abril robaron las esferas del dragón que estaban en la nave y huyeron de ella a un lugar muy lejos de nosotros.
─¡¿QUÉ DIJISTE?!─ la barrera se desvaneció─¡MALDICIÓN, SÓLO ME HICISTE PERDER EL TIEMPO!─ se fue volando, dejando al joven solo en en océano.
─Jaja, bueno, creo que mi trabajo ya terminó─ se subió de nuevo a la moto y la arrancó a toda velocidad. Tenía en mente que Freezer entraría a la nave para saber si hay indicios de sus amigos. En ese momento podrá continuar de largo hasta el campo de girasoles sin que Freezer se dé cuenta. Ya la tenían ganada.
Freezer entró furioso a la nave, corrió por los pasillos hasta llegar a la sala donde había puesto las seis esferas, y en efecto no estaban ahí.
─¡LAS ESFERAS DEL DRAGÓN! ¡NO ESTÁN!─ gritó, y su cuerpo se envolvió en un aura maligna de color violeta. Disparó una energía muy grande que destruyó una montaña entera.
No podía aceptar que sus soldados y unos niños se burlaran de él de esa forma. Jamás creyó que Zarbon, Dodoria y Cui lo iban a traicionar, pero ya no los necesitaba. Iba a obtener la vida eterna de alguna forma, y ellos ya no eran más que basura.
Se percató de que podía encontrarlos si usaba su rastreador. ¿Pero dónde podría estar?
