Travesía en el tiempo

Besos con diferencia

Narradora Oyuki

Era un frío día de invierno, al parecer, estaba nevando muy fuertemente, tanto que la gente que se encontraba en la calle en ese momento tuvo que entrar en sus respectivas casas. Me acababa de despertar, por culpa de unos ruidos infernales que no me dejaban pegar ojo.

Me puse algo más calentito que lo que llevaba puesto, después de todo, no me esperaba este temporal. Bajé las escaleras, yendo a oído al sitio de donde provenían aquellos gritos, para luego ver que venían del salón. No llegué a bajar todas las escaleras, si no que me quedé detrás de las paredes que la cubrían para que nadie me viera.

¿Cómo una niña de nueve años iba a saber que su infancia estaba a punto de ser destruida?

- ¡Ya te he dicho que no lo hago queriendo, joder! -escuché decir a mi padre Shouto.

- ¡¿Entonces qué está pasando?! ¡Maldito seas! -exclamó mi otro padre, Izuku.

- ¡¿Maldito yo?! ¡Maldito serás tú, idiota! -respondió, ambos con los ojos llorosos, con rostros llenos de tristeza y desesperación, y lo peor, con corazones rotos en sus interiores.

Siguieron y siguieron de esa manera por un buen rato, yo tan solo me limité a no hablar y aguantar las lágrimas que amenazaban con salir, ver a mis padres de aquella manera me rompía por dentro y por fuera. De repente, noté que unos brazos me rodeaban por completo, para luego ver un chico pelirrojo con grandes mechas verdes y con ojos grises. Era mi hermano, Satoshi.

- Tranquila, Oyuki, todo pasará pronto. -dijo, con lágrimas cubriendo su rostro. - Ellos no quieren hacerlo.

- ¿P-Pero entonces p-por qué lo hacen? -pregunté, ingenua.

- Algún día me gustaría saber la razón... -respondió.

Recuerdo que en ese momento me acordé de algo.

Cuando era más pequeña aún, mis padres me explicaron el significado de mi nombre. Oyuki significa "reina de las nieves". Dijeron que me lo pusieron, aparte de por uno de mis quirks, era porque nací en invierno, cuando nevaba muy intensamente. Me puse muy contenta cuando supe qué significaba y por qué, así que les demostraría a mis padres que de verdad podía ser una reina de las nieves.

Así fue como los días, meses y años pasaron, hasta que esta terrorífica enfermedad invadió nuestro planeta. Desde entonces, mi nombre siempre me recuerda ese día en el que mis padres se, por así decirlo, "contagiaron".

Recuerdo que ese día odié mi nombre como nunca lo había hecho.

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- ¿Estáis seguros de que no haya otra solución? -preguntó Izuku, sonrojado hasta las orejas.

- Segurísimo, si quieres te llevamos al futuro para que lo veas. -le respondió Natsuki, sarcástica.

Pasaron varios minutos después de aquella conversación, en la que Todoroki afirmó que necesitaba la aprobación de Midoriya para poder besarle. Por capricho del bicolor, ahora el pecoso tenía que tomar una decisión un tanto difícil, que le podría costar la relación con su amigo y su dignidad.

- Buena idea. -dijo el peliverde, llevándose su mano derecha a su barbilla con un rostro pensativo.

- Eh... No. -comentó Oyuki, haciendo entender a su padre la ironía de su amiga.