Recuerdos rumbo a la despedida

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- ¡Papá! -gritó una pequeña bicolor, mirando a su padre peliverde, teniendo que alzar la cabeza. Este se arrodilló ante ella, para que no tuviera que hacer esfuerzo en mirarle.

- ¿Sí, cariño? -preguntó él.

- ¡Me gusta mucho tu colgante! -exclamó señalando al cuello del mayor, en el que se encontraba un precioso collar. Este tenía forma de copo de nieve, y estaban muy bien detallados todos sus extremos. Era de color azul, un azul muy curioso, del que no se veía todos los días.

- ¿Te gusta? -dijo Izuku, sosteniéndolo con su mano derecha. - Me lo regaló tu padre. La verdad, fue muy repentino.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Me lo dio así, sin más, en un día de nuestro primer año de academia. Recuerdo que no había un día en el que no me lo pusiera.

- ¡Eso es porque fue amor a primera vista! ¿Verdad? -preguntó la pequeña. El mayor sonrío.

- Seguro que sí. Sabes... Este colgante me recuerda mucho a ti. -dijo. - Representa tu nombre con un copo de nieve. Oyuki, la reina de las nieves.

A la bicolor le brillaron los ojos con mucha fuerza al escuchar esto. Pensó que a lo mejor su padre, cuando le dio el colgante a su otro padre, ya sabía que ella iba a nacer, por eso se lo regaló. Se ilusionó mucho, y animó al peliverde a seguir hablando.

- Me recuerda a ti también por tus quirks. -habló. - Mitad frío, como un copo de nieve, y mitad caliente, con tus preciosas llamas azules, como el copo. -dijo removiéndole los cabellos bicolores, mientras que la menor reía.

- ¡Qué guay!

Midoriya se quitó el colgante. Oyuki se extrañó ante esto. El mayor le dijo que se diera la vuelta, y la menor obedeció. En unos segundos, la bicolor ya tenía un copo de nieve de color azul colgando de su cuello. Se volvió a girar, y se encontró con su padre, sonriéndole.

- A ti te queda mejor. -dijo riendo. - Pero no se lo digas a tu padre, ¿eh?

- P-Pero... Papá, esto te lo regaló él... -murmuró. - Lo deberías tener tú...

- Oyuki, estoy completamente seguro de que él prefiere que lo tengas tú. -dijo. - Y, aunque él y yo no estemos en condiciones de hablar... Tu hermano y tú nos unís. Por favor, manteneros fuertes hasta que esto acabe, ¿sí?

- Está bien. -la bicolor corrió a abrazarle. - Muchas gracias papá.

- No me las tienes que dar, tesoro. -respondió. - Recuerda que papá y yo siempre os querremos, aunque estemos a distancia.

Padre e hija se unieron en un fuerte abrazo. Pequeñas lágrimas cristalinas se desbordaron de las orbes esmeralda, sin permitir que su hija las viera, por supuesto. Sabía que esa tortura no iba a acabar nunca, a no ser que un milagro lo solucionara y todo volviera a la normalidad.

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- ¿Preparados? -preguntó Natsuki, recibiendo miradas nerviosas por parte de todos.

- No. -negó Hikaru, mientras la pelirroja le miraba confusa.

- No te lo preguntaba a ti, si no a ellos. -aclaró.

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Una horas antes

Narradora Oyuki

¿Que cómo llegamos aquí? Ni yo misma lo sé...

Parece que fue hace unos minutos cuando decidimos que nos íbamos a ir al día siguiente, pero es que ese día ya es hoy. Y ahora estamos frente a todos, aguantándonos las ganas de correr a abrazarlos mientras les gritamos que les queremos mucho y que pronto nos veremos, sabiendo que no lo recordarán.

Travesía en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora