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Durante la semana siguiente mi vida se volvió una rutina bien organizada. Desayunar temprano con Yeri, ir a la editorial, reuniones y sesiones de fotos, volver a al departamento, preparar algo de comer, ver unos capítulos de algún drama en el sillón mientras cenabamos e ir a la cama esperando incansablemente que uno de esos días me llegara un mensaje tuyo Jiminssi.

Moría de ganas de escribirte, pero sinceramente no se me había ocurrido todavía ninguna excusa para hacerlo y no quería quedar como un acosador. Así que simplemente me digné a esperar.

Saber que estabas a un mensaje de distancia era simplemente devastador, varias veces me encontré como un tonto mirando tu foto de perfil. Incluso Yeri me descubrió haciéndolo y se rió exageradamente de mi. Según ella tenía que escribirte y ya, decirte quien soy e invitarte a salir. Yo no lo veía tan sencillo. Gracias a Dios o quien sea que escuchó todos los deseos que pedí durante esos días, al fin recibí un mensaje tuyo.

 Gracias a Dios o quien sea que escuchó todos los deseos que  pedí durante esos días, al fin recibí un  mensaje tuyo

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No podía creer lo que estaba leyendo, era más de lo que hubiera podido desear. Querías compartir conmigo tu novela, yo sabía lo complicado que sos para dejar que alguien lea algo tuyo, lo sabía perfectamente porque muchas veces tuve que rogarte que me dejes hacerlo. Siempre fuiste inseguro al respecto y que me estuvieras pidiendo opinión significaba mucho para mi.

Me encontraba con la sonrisa más amplia y boba que podría tener en el rostro cuando un almohadón impactó en mi cabeza

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Me encontraba con la sonrisa más amplia y boba que podría tener en el rostro cuando un almohadón impactó en mi cabeza.

—¿te escribió cierto? Tenes una cara de idiota impresionante— Yeri rodaba los ojos exageradamente. Nuestra relación desde que habíamos hablado de vos, podría decirse que cambió y a la vez no. Salvo por pequeños besos de hola y chau que nos dabamos o aquellas raras ocasiones en donde tuvimos intimidad siempre nos tratabamos más como amigos que como novios. Todo eso entre Yeri y yo había quedado atrás y ninguno de los dos se sentía extraño.

Reí tontamente y le devolví el almohadonazo.

—¡Si! Lo invité a presenciar una sesión, y dijo que le encantaría—

—¡Ay Dios! es como tener una hermanita de 14 años enamorada, ¡porque no le pedís una cita y ya Jk!—

—No Yeri ... no sé... ¿y si me dice que no? si piensa que soy un acosador, prefiero ir de a poco, encontrar el momento perfecto para decirle quien soy—

Miraculum *Kookmin* COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora