𝑪𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂

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Estaba consciente, acostado en alguna parte, aunque no había abierto los ojos. Pero si oía voces y un maldito ruido que hacía beep beep cada un segundo.

—¿Por qué no me haces caso, amor? —se oyó una voz masculina hablando en tono bajito—. ¿Cuántas veces tengo que decirte que será mejor que te vayas? Estamos bien aquí, ¿qué nos puede pasar? Además, yo soy un excelente niñero y lo sabes.

—Te reitero que estoy en servicio ahora mismo y no son tus ordenes las que sigo, nene —contestó una voz grave.
—Y yo te reitero que Doyoung puede despertar en cualquier momento, ¿y sabes que pasará si te llega a ver, bobo? Ya ha sufrido muchos ataques, no quiero que le de otro más por tu culpa. 

—Cuando veas posibles signos de que despertará, me avisas y me marcho. De lo contrario, no me iré. Que  Jaehyun ya no esté aquí, no significa que no seguiré sus ordenes ya asignadas. 

—Sabes que amo cuando te pones en modo guardaespaldas impersuasible, pero volvamos al Mingyu informal que le hace caso a su omega, ¿de acuerdo? Así que, vamos, vete, shu, shu.

—Y tú sabes que odio cuanto le intentas quitar la seriedad a mi trabajo. No me iré, punto. 

—¿Lo quieres a tu manera? Genial. El nuevo jefe soy yo, y te ordeno que te marches ahora mismo, guardaespaldas inútil.
Un leve gruñido se hizo oír.

Y en ese momento,  Doyoung comenzó a abrir de a poco sus ojos.

—Tú no eres mi jefe, al menos aquí no, así que abstente de darme ordenes cuando no te incumbe.

Una masculina risita lleno el vacío que aquella última oración dejó.  Doyoung parpadeó seguidas veces, intentando acostumbrar su vista a la luminosidad que presentaba la habitación.

—Adoro que hayas agregado ese “al menos aquí no”, por esas cosas es que te amo.

El omega logró enfocar la vista en su antebrazo izquierdo, descubriendo que este se encontraba vendado. Frunció el ceño, y levantó la mirada despacio, entendiendo que estaba en un hospital. 

—Bien.

—¿Cómo bien? Esa no es manera de responder a un te amo.
—Estoy trabajando, ¿qué parte no entiendes? Ni siquiera debería estar hablando contigo. 

—Pues, entonces vete afuera y vigila la puerta en silencio, maldito insensible. O peor, ignórame, vamos atrévete a ignorar a tu omega.

—Woo, ya sabes como son las cosas. No lo hagas más complicado,  nene —habló el hombre al que  Doyoung apenas pudo identificar como un alfa.

Éste estaba de pie, en un extremo del cuarto, cerca de la puerta. Vestía de traje negro, impecable. Su postura era firme, su apariencia intimidante. Y  Doyoung lo conocía, mas no sabía de dónde. Sus recuerdos aún no despertaban del todo.
Fue poco después cuando desplazó su vista al chico, era omega que también se le hacía demasiado conocida.

—... Eres igual de terco que tu hermano.

—Somos Jung, ¿qué esperas? 

Jung.
Jung.
Jung.

¡Jaehyun!

Todos los recuerdos aparecieron de golpe, abrumándolo, impactándolo. Su corazón se aceleró al comprender que aquel alfa que había lograron reconocer era el chofer de  Jaehyun, el intimidante Mingyu que  Jaehyun había asesinado por traición.

¿Cómo…?

En el momento en que la velocidad de sus latidos lo delataron, haciéndose oír por aquel aparato,  Wonwoo reaccionó, empujado atropelladamente al alfa, quien no opuso resistencia y abandonó la habitación.

sublime dominación ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora