La Fiesta

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Narra White

Estaba a solo unos pasos. Solo debía tocar aquel timbre y nada más, entregar el presente y volver por donde vine. Algo sencillo ¿no? Pero mis dudas y mis miedo hacían que todo fuera  más difícil.

—Vamos White tú puedes— me dije a mí mismo para armarme de valor y tocar el timbre

Segundos después de tocar la puerta blanca se abrió.

—Buenos días — dije mostrando mi mejor sonrisa— He traído un presente para Hallen— extendí mis manos entregando el obsequio que se encontraba envuelto en papel de regalo

—White no hay que ser tan formal— dijo Gray quien se encontraba en frente de mí— Puedes entregarle el obsequió a Hallen personalmente — dijo mientras hacia un ademán con la mano indicándome pasar al interior de su casa

—Bonito apartamento tienes — dije maravillado

—Gracias— dijo Gray

Sentí en mis piernas algo frotarse contra ellas, al mirar vi a un pequeño gato que se paseaba entre mis piernas

—Esta es la habitación de Hallen— señaló Gray a la puerta del final del pasillo mientras que me ponía nervioso— Estoy seguro de que estará feliz de verte— puso su mano en mí hombro y me guió hasta la entrada

Ya delante de la puerta toqué tres veces y esperé a que me respondieran, pero eso no sucedió. Con delicadeza abrí la puerta y entré a la habitación que se encontraba a oscuras. Una pequeña luz en la mesa de noche era lo que iluminaba todo. Hallen se encontraba durmiendo con una expresión de relajación en ella mientras que abrazaba un peluche de algún animal. Me sentí feliz al ver que estaba bien. Por suerte la paliza que recibió en la escuela no llegó a peores y solo pasó un día en el hospital esperando a que él volviera en sí.
Dejé el regalo en su mesa de noche y me retiré de la habitación.
Ya afuera de la habitación de Hallen, Gray me ofreció un poco de chocolate caliente y a tomar lugar en los asientos de su living.

—Gracias por permitirme ver a Hallen— agradecí a Gray

—No tienes que darme las gracias. De todas maneras eres su amigo— habló Gray

Nos mantuvimos en silencio porque ninguno tenía tema de conversación.

—Sabes creo que debería irme— dije

—Vale, ven cuando quieras— se despidió Gray de mí

—¿Viniste a ver a Hallen?— me tropecé con Allen en la salida

—¿Acaso ahora me sigues? — pregunté molesto

—No me hace falta seguirte, ya que se que tu serás quien regrese a mí—  me susurró al oído provocando me un fuerte sonrojo

—Sigue soñando. Ya no soy aquel estúpido que babeaba por ti— le respondí sabiendo que todo lo que había dicho era mentira

—¿En serio?— me tomo de mis manos y me pegó contra la pared para luego besarme

Era imposible para mi resistir sus manos en mi cuerpo y sus labios en mi boca. Desde siempre Allen había sido mi debilidad.

—No hacía falta besarte. Solo con tocar tu cuerpo empiezas a excitarte — dijo marchándose de aquel lugar dejando me con mi corazón acelerado

Maldito Allen, maldito este sentimiento que siento por él. De todas las personas que hay en el mundo vengo a fijarme en un troglodita sin corazón que abusa de todo ser vivo.

Al recuperarme salí rumbo a casa tratando de mantener la apariencia de estar todo bien
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Narra Gray

Mi chico SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora