Mi chico Suicida

La hora de dejarte ir

Narra Gray

Había regresado una vez más al hospital. Descansar, comer y darme un baño me había sentado bien. Había salido con antelación, pues no podía pensar en estar lejos de Hallen.
Al llegar todo estaba en "orden" en la habitación. Hallen seguía conectado a aquella máquina y dormido, o más bien perdido en aquel estado de coma. Vi nuevamente a la misma enfermera que me aconsejó marcharme. Aún era temprano para el tiempo de visita, así que esperé como siempre en los asientos.

—Hola de nuevo — saludó aquella enfermera

—Hola— la saludé con una pequeña sonrisa

—Tu amigo está bien — tomó asiento a mi lado

—Gracias por la información — dije

—Sabes al parecer mencionó tu nombre —

—¿¡En serio?!— dije exaltado

—Sí— ella río — Aun no lo hemos podido sacar de su estado de coma, pero parece que el siente cuando no estás. Debe amarte mucho— Dijo mirándome con esa cálida mirada— Sabes también vinieron unos chicos a verlo después de que te fuiste, preguntaron por ti—

—Deben de ser nuestros amigos —

—Me alegro que estén apoyando a ese chico. El tiempo de visitas empezará en una hora. Tiene tiempo de buscarle algo a tu novio, ya sabes un ramo de flores no estaría mal—

—Sí— dije decidido a buscar en ramo de flores para Hallen— Gracias por la sugerencia enfermera — le agradecí

—Llámame Violeta— sonrió la chica

—Gracias Violeta— digo marchándome a comprarle un ramo se flores

En el camino me debatía que comprarle, pues nunca le había preguntado a Hallen cual era su flor favorita. Tal vez eso era lo de menos, lo que realmente importaba era el gesto. Al final compré un ramo de flores variadas y regresé al hospital a tiempo para la visita.

—Hola Hallen. Hoy te traje un ramo de flores para que adornaran esta triste habitación donde estás. Quiero que cuando abras los ojos ser la primera cosa que veas, pero de no ser posible quiero veas las colorida flores que deje para ti— le dije acariciando su mano— Se estas ahí, en alguna parte, se que me puedes oír y por eso te piso desde el donde de mi corazón que no te rindas, que batalles y luches.—bese sus frías y suaves manos
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Narra Allen

Abrí mis ojos encontrando el cuerpo de mi amante junto al mío. Sonreí al ver que White seguía dormido con esa expresión de tranquilidad. Besé su frente con un cálido beso lo que hizo que este se removiera y despertara.

—No quise despertarte — dije

—Descuida— sonrió pero luego cambio su expresión a una de dolor

—¿Te sucede algo?— pregunté

—Claro que si. No recuerdas que no fuiste nada gentil conmigo anoche — protestó haciendo un puchero

—Lo siento terrón de azúcar —

—Deja de decirme así —

—Es que eres dulce, pequeño y  tu nombre significa blanco como el color del azúcar — dije riendome

—No soy pequeño — hizo un puchero

—Pero admites que eres dulce — dije para abrazarlo y tirarlo otra vez a la cama

—¿Dulce? Si quiero y me lo propongo puedo ser ácido o amargado — se quejó

—Perdón— me separé de él— Ya te estas poniendo agrio — me burle de él— ¿Que debo hacer para que vuelvas a ser un dulce terrón de azúcar? —