Pesadillas, protección y una muestra de amor

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Narra Hallen

–¡Despierta pedazo de inútil!– gritó enojado mí padre agarrandome por los hombros y zarandeandome

–¡Yo no hice nada!– rápidamente me separe de él al despertarme y arrinconarme en el otro extremo de la cama, que por cierto no era muy grande

–Deja de comportarte como el idiota que eres y escucha maldito imbécil – me abofeteó logrando que mi expresión fuera aún más de pánico– Mis padres vienen este fin de semana. No se cuanto tiempo se quedarán, así que tendrás que desalojar este lugar para que se puedan quedar–

–¿Y dónde voy a dormir?– le pregunté espantando

–¡No me grites!– nuevamente volvió a abofetear me

–L-lo s-siento– dije a duras penas mientras que mis lágrimas brotaban

–Así está mejor– sonrió – Tú dormirás en no se donde. Arreglatelas como puedas. Ahora recoge tus cosas y largate de aquí – dijo saliendo de mi habitación

Está noticia me tomo por sorpresa, aunque ya lo presentía. Salí de mi cama y empecé a recoger mis cosas, que no eran muchas. Algunos libros, mi ropa, en fin nada importante. Salí con mis cosas pensando a donde podría ir.

–Puedes dormir en el sótano – dijo Allen parado desde su habitación mirándome– De seguro no tienes a donde ir. En el sótano hay mucho espacio y podrías dormir ahí todo el fin de semana –

Era verdad lo que decía Allen, pero estar ahí abajo...no se, me daba mala espina

–¿Es que acaso tienes otro lugar a donde ir?– me dijo, pero esta vez acercándose a mi. Yo negué ante su pregunta– Entonces con más razón deberías ir ahí. Sólo es un consejo. No tienes que hacerlo sino quieres– con ese simple comentario se fue de ese lugar a quien sabe donde

Tomando las palabras de mi hermano mayor fui al sótano. La puerta que daba hacia ahí estaba cerrada. Con solo girar el picaporte de la puerta esta se abrió, dejando ver la oscuridad de la habitación. Me introduje en ella e intenté encender la luz de ese lugar, pero no se encendía. Con miedo baje las escaleras, pies algo en ese lugar no me gustaba. Por suerte la luz de afuera de la habitación iluminaba el lugar un poco y con eso pude visualizar algunas cosas que se encontraban con polvo o cubiertos con mantas para evitar que el polvo dañara esos objetos. La mayoría de las cosas que se encontraban aquí eran cosas desechadas, olvidadas; cosas que ni nos padres o Allen querían. En mi inspección encontré un viejo sofá, algo maltratado, pero sin duda podría servir de cama.

–Vaya no pensé que fueras tan tonto de venir hasta aquí abajo. Ahora te quedarás aquí – dijo Allen cerrando la puerta del sótano y dejando me atrapado ahí en medio se la oscuridad

–¡Allen deja me salir!–

–No. Un fin de semana sin ver tu cara espantosa sería agradable–

–Por favor Allen no me hagas esto. No soportó la oscuridad– Allen no me respondía. Eso significaba que ya se había ido

Me voltee y me vi envuelto en la oscuridad. Rápidamente trate se buscar una linterna o algo que diera luz. Por suerte encontré una linterna que aún poseía carga en su batería. Apoyándome de eso tome una de las sabanas que cubrían los objetos y la utilicé como sabana para cubrir el sofá viejo que seria mi cama este fin de semana.
Estando sólo ahí en el sótano recordé mi infancia. Este era el lugar donde frecuentemente me dejaban encerrado y me golpeaban mis padres. No pude evitar sonreír nostálgicamente al recordar aquellas escenas. Por un momento me vi, de pequeño ser humillado, golpeado, pisoteados, azotado por mis padres. Las lágrimas no tardaron en salir mientras me encogía haciéndome una bolita.

Mi chico SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora