Nuestro Hogar

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Narra Hallen

—Pero...que...cosas estas...diciendo Gray. T—tú n-no puedes estar hablando en serio— me alejé de Gray con mi rostro rojo de la vergüenza

—Al principio no lo tenía claro. Solo eras alguien a quien quería ayudar para que dejara de sufrir, pero poco a poco fue creciendo este sentimiento que ahora tiene nombre, y es amor. Desde que me besaste yo...—

—Ese beso fue un error. Nunca debí haberte besado. Solo confundí las cosas y ahora tu también estas confundido —

—Hallen yo no estoy confundido. Estoy seguro de que te amo—

—Gray que pensarán los demás. Eres alguien popular. Si te vieran con un perdedor como yo las cosas empeorarían para ti. ¿Es que acaso no te importa lo que comenten?—

—No me importa lo que digan de mí. Nadie puede mandar en el corazón de una persona— agarró suavemente mis manos— Permite me ser ese rayón de luz que ilumine tu corazón oscurecido —

—Gray...aun así no debes estar conmigo. Tienes grandes oportunidades como chicas de tras de ti. En cambio yo...yo solo soy un pelele —

—¡Basta ya de humillarte y de decir que no eres nada o no vales nada! ¡Con esa actitud de inseguridad lo que haces es que todos te pisoteen! Entiendo que tengas miedo y te sientas inseguro, pero debes ser fuerte. La opinión de otros que solo ven y quieren tu sufrimiento no tiene por que importarte. Solo sigue a tu corazón —  Después de eso se levantó

—¿Adonde vas?—

—De regreso a mi casa. Te dije que solo vine a entregarte la foto. No pensaba interrumpirte.— me sonrió levemente

Gray se alejaba y yo, bueno me quedé ahí aún contemplando la flor morada enfrente de la tumba de Violett aún con esas palabras dichas por Gray. El cielo se teñía de un anaranjado rojizo. Pronto caería la noche y no debería estar afuera.
Me despedí de mi amiga deseándole un buen descanso y retorné a casa. Al llegar lo primero que recibí fue un buen golpe por parte de mi padre quien estaba furioso.

—¡¿Dónde mierda estabas escoria?!— gritó furioso —Responde inútil—

—En ningún lado— bajé la mirada— Solo me retracé en llegar. Pero juro que no va a pasar de nuevo—

—¡Eso que mierda me importa!— volvió a golpearme tirándole al suelo— Crees que está casa se mantiene sola. ¿O es que acaso has olvidado tu papel en este lugar?—me tomó del mentón obligandome mirarle su cara

—No lo he olvidado—

—Más te vale— me soltó para retirarse

Después de eso me dediqué a realizar todas las tareas del hogar. Mi cansancio y heridas me dificultaban hacer muchas cosas. Todos se enojaron conmigo. La cena fue un desastre. Allen me empujó mientras estaba con los platos. El comedor terminó hecho un desastre. Los golpes no tardaron en venir. Puñetazos, patadas, pisadas, cualquier método era aplicado por mi familia. Cuando todo terminó, ellos actuaron como si nada hubiera ocurrido. Los pocos platos que quedaron intactos fueron lanzados al suelo por Allen, quien me culpó nuevamente de todo.  Allen y mis padres salieron, pide escuchar que iban a por pizza.
Con dificultad me erguía. Apenas podía sostenerme de las sillas o la mesa. Había perdido tanta sangre que no me sorprendería si sufría de anemia. Presté atención al caos formado. Sin usada esto no se quedaría así. De alguna otra forma presentía que no dormiría muy bien esta noche.
Después de terminar de arreglar el desastre del comedor a duras penas, subí al cuarto de baño. Ya no era yo lo que reflejaba el espejo. Mi rostro se encontraba hinchado producto de los golpes. La nariz me sangraba al igual que mi boca. Lis ojos poseían varios morados al igual que mis brazos muslos. Podría jugar que tenia alguna costilla rota, ha que me dolía al respirar.
Limpie mi rostro y enjuague mi boca deshaciéndome de ese sabor metálico que ya era tan común para mí. Mi cuerpo empezaba a fallar. Había caído ya varias veces golpeándome la cabeza. Ya en mi cama apenas podía moverme, ya que si lo hacia comenzaría el dolor. Posteriormente había tratado de curar mis heridas. Tenía algodón por si volvía a sangrar y algunas vendas para envolver mis heridas, pero aún así no era suficiente. No tenía algún medicamento que me ayudara con el dolor o algún tipo de pomada para bajar la inflamación, apenas poseía algodón y las vendas para tratar mis heridas. Decidí dejarme llevar. El dolor era muy persistente y no me dejaba concentrarme para dormir, pero aun así lo logré a pesar de no haber sido en los primeros intentos.
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–Aparta escoria– me empujó un chico haciendo que mis cosas cayeran por todo el suelo

Mi chico SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora