Capítulo 23: Lluvia de estrellas

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23 de diciembre.

Desde el nacimiento de su hermano ella misma se había encargado de limpiar cada centímetro en la habitación de sus padres antes de la llegada de Ates al palacio, Luna y Artemis le ayudaban a preparar la habitación, su pequeño regalo se encontraba en una mesita de centro que poseía su madre, su padre le había dicho que estarían allí en la tarde y después podría ver la lluvia de estrellas como le había prometido que harían, sus amigos siempre la molestaban diciendo que nadie la iba a querer por tener un nuevo hermano, pero nada era así, sus padres seguían a su lado, sus tías continuaban dándole el mismo cariño, ella no podía sentirse más que feliz en ese momento, su familia era más grande y santa estaba por llegar.

— Pequeña dama. — Amy se acercó a ella al verla bostezar, eran casi las 6 de la tarde y seguía esperando la llegada de su familia en uno de los sillones de la sala. — Tu padre ha llamado;  dice que pronto estarán acá.

— Gracias tía. — La peliazul tomo asiento junto a ella, notaba en la pequeña mucho cansancio.

— ¿Por qué no vas a dormir? — Negó.

— Quiero esperar, además papá y yo veremos las estrellas fugaces. — Amy no quería interrumpirla, acarició su cabeza al verla recostarse en su regazo. Debía admitir que había hecho un gran trabajo arreglando la habitación de sus padres y la de Ates, la emoción en Selene podía verse desde kilómetros de distancia. Escucho la puerta del salón principal abrirse, Seiya entraba con su esposa e hijo. Ambos al ver a la pequeña dormida se sintieron culpables por no  haber impedido que ella misma arreglará todo para su llegada.

— No quería dormir, esperaba por Seiya para ver la lluvia de estrellas. — El azabache se sintió culpable la verla tan casada.

— Amy, llevala a nuestra habitación. — Serena sonrió, se acerco inclinandose sobre su hija para besar su frente. — Seiya, vamos a dormir los cuatro juntos.

— Por mi no hay problema bombón. — Amy asintió, los siguió hacia la planta superior, los tres miraron el pequeño arreglo de globos azules al lado de la puerta con un cartel en el que leían un simple mensaje: Bienvenido Ates.
Había sido escrito por la misma Selene, al entrar en la habitación se encontraron con el mismo regalo que había llevado a la habitación sobre una mesa, un pequeño carrusel musical al lado de la cuna.

— ¿Cuando consiguió eso? — Serena observaba como Amy la dejaba en cama, Seiya presionó el botón en el carrusel y este comenzó a tocar una canción mientras los caballos daban vueltas.

— Taiki y yo la llevamos a comprarlo. — La peliazul observó al príncipe dormir a gusto en su nueva cama. — Ates será el niño más consentido del universo por su hermana mayor.

— Cuento con ello. — Seiya se acercó a su hija acostandose a su lado, amaba a su familia. Amy al ver aquella escena tan íntima y familiar decidió salir de la habitación. — Bombón, abres las puertas del balcón, por favor.

— ¿Para qué? — La rubia se sorprendió al verlo subir a la niña a su espalda, hizo lo que deseaba. No sabía que cosa trataba de hacer, sólo lo miró  salir afuera, el cielo estaba llenándose de pequeñas estrellas, fue entonces que lo entendió todo. — Ay Seiya...

El cielo brillaba por todas aquellas estrellas que comenzaban a cruzar el firmamento. Movió a su pequeña princesa esperando que despertará para no perderse el espectáculo. Abrió sus ojos encontrándose con el cielo nocturno.

— No pensaba perderme esto. — La voz de su padre la atrajo a la realidad. — ChibiChibi, eres una  buena niña.

— Gracias papá. — Ambos se perdieron en el oscuro cielo, observando las estrellas pasar dando sus saludos a la tierra.

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Muchas gracias por leer.

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