7 de diciembre
Las notas del piano alegraban el ambiente en la habitación, Mina decoraba el árbol de su pequeña casa con ayuda Chibi-Chibi, faltaban pocos días antes de navidad y tanto ella como Yaten habían olvidado decorar su pequeña casa a las afueras de los límites del palacio, la Neo Reina les había permitido a cada una de sus guardianas tener una vida lejos de las paredes del palacio, pues el día que ella dejará el trono y su hija ascendiera todas llevarían una vida común, pues nuevas sailor nacerian para proteger a su pequeña. El peliplata era un compositor famoso y sus piezas eran producidas en diversos lugares del mundo, su esposa durante una temporada canto en los mejores escenarios sus composiciones obteniendo gran fama al instante, pero después de casarse y sentirse lo suficientemente complacida con su vida de famosa decidió retirarse del medio y dedicarse a sus deberes como Sailor Venus.
Por su lado Yaten creo su propia industria musical para descubrir nuevos talentos, era conocido en el medio artístico por muchas personas. Días como ese disfrutaba de tocar sus composiciones para su familia, que constaba de ser sólo él y Mina, aunque ambos deseaban poder ampliar la familia por el momento no deseaban ir más lejos, apenas llevaban dos años de casados y querían disfrutar su momento juntos.
— Oye cariño, pediré comida China. — Las notas musicales se detuvieron de golpe al oír a su esposa. — ¿Qué?
— Pide helados como postre. — Ella asintió y fue por el teléfono, mientras la pequeña colocaba algunos renos de peluche en los muebles, su tía tenía toda clase de decoraciones que hacían ver que estaban en medio de un pequeño paraíso navideño. Yaten tomo la estrella para colocarlo en la punta del árbol como ya era tradición en su hogar.
— Papá y yo hacemos eso todas las navidades. — Yaten sonrió al recordar a su hermano usando una nariz falsa de reno en color rojo y cornamenta en la cabeza, mientras cantaba villancicos con la pequeña al adornar la sala. — ¿Tienen tradiciones?
— Ahora que lo dices...nos gusta hacer galletas juntos. — Dejó la estrella en su lugar, fue por una caja para colocar algunas esferas en el árbol. — Cada navidad tocó una canción nueva para Mina, eso puede ser una tradición.
— ¿Qué le pediras a Santa? — Yaten sonrió al recordar que Taiki hablaba de la meta de su sobrina en hacer listas de regalos para Santa. La alzo en brazos ayudandola a colocar algunas esferas en lo mas alto del árbol.
— Creo que este año pediré una enfermera. — Una sonrisa traviesa adorno su rostro, su sobrina no logró entender su deseo. — Es broma, pero colocalo en tu carta hará reír a Santa.
— ¿Cómo lo sabes? — Yaten la dejó en el sofá para poder ayudarla armar algunas guirnaldas que irán en la chimenea.
— Tu padre y Taiki me han dicho tu meta de navidad, pero ya que quieres saber mi mayor deseo en esta navidad voy a decirte. — Miró entre sus manos un pequeño ángel navideño. — Mi mejor regalo sería que mi familia crezca.
— Todos quieren darme primos. — Hizo un puchero que divirtió a su tío.
— Creo que eso tiene una razón; nuestras vidas estuvieron llenas de batallas donde algunos morimos y volvimos a la vida, ahora vivimos una época de paz y deseamos tener esa familia que por muchos años nos negamos a tener.
Chibi-Chibi quería decir algo, pero el sonido de algo rompiéndose al caer llamó la atención de ambos, Mina los había oído desde la puerta de entrada. Yaten no entendía el porque su esposa temblaba de pies a cabeza y sus ojos brillaban por la humedad causada debido a las lágrimas.
— Tú regaló se adelantó. — Fue la única cosa que pudo pronunciar. Selene corrió abrazar a su tía, ella había entendido antes que su tío sus palabras. — ¿Yaten?
— ¿No es broma? — Negó. Corrió hacia ella abrazandola con fuerza, su mayor deseo era ese, ser padre de un niño tan hiperactivo como su madre o una niña tan amorosa e idéntica a ella. — Te amo Mina.
La rubia sonrió, sus vidas iban tomando un nuevo camino desde ese momento. Selene no tuvo que enviar una nueva carta a Santa pues el regalo había llegado antes de tiempo.
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25 Deseos
FanfictionLa navidad estaba cerca y ella aún no sabía que regalarle a sus padres y seres queridos, tenía 25 días para poder crear la lista perfecta para quienes amaba y la única forma de lograrlo era con ayuda de su padre. Tokio de Cristal se bañaba por los...