14 de diciembre
Darien observaba la luna llena de esa noche, estando en kinmoku no podía ver una noche igual a la tierra, sentía añoranza de las muchas veces que despertaba para estudiar durante la madrugada y se quedaba mirando el astro nocturno, muchas veces imagino su futuro como rey de Tokio de Cristal, un futuro que no deseaba pero la llegada de aquellas estrellas fugaces, cambio ese destino y aunque el deseaba tener a su pequeña Rini supo que la felicidad para él y Serena no era la vida que le habían mostrado, su corazón comenzó a latir por la princesa de un planeta pequeño y lejano; Kakyuu, su sorpresa fue aún mayor al conocer a su primogénita y darse cuenta que era su pequeña Rini. En ese momento sintió que tenía todo para ser feliz, dejó la corona de la tierra a la persona correcta; Serena Tsukino.
— Estás muy pensativo. — Kakyuu salió al balcón al no sentirlo en la cama, se acercó abrazandolo por la espalda. Darien sonrió. — ¿Estás preocupado?
— No, extrañaba ver la luna. — Ella miró al cielo maravillada por la vista de la luna siendo rodeada por las estrellas.
— ¿Extrañas tu vida en la tierra?
— La verdad no, en Kinmoku me siento feliz, estás tú y Rini, no puedo pedir más. — Darien se giró para poder abrazarla. — Es cierto que hay veces que extraño mirar algunas cosas que sólo hay aquí, pero siempre podemos venir de vacaciones, aunque Rini no es muy feliz.
— Lo es, solo debes darle un poco más de libertad, la cuidas demasiado.
— Tengo miedo que algo le pase. — Kakyuu acarició su mejilla. — Trataré de ser más comprensible con ella y permitiré entrene con tus sailor.
— Creo que has elegido bien. — La joven reina señalo a la pequeña pelirosa oculta detrás de las puertas del salón. — Rini, es de mala educación oír conversaciones privadas.
La menor salió de su escondite y cabizbaja camino hacía sus padres temiendo ser regañada por su padre. Darien se alejó de su esposa y fue hacía su hija alzandola en brazos. Ella sonrió divertida, pues normalmente su padre no actuaba de esa forma, siempre era serio y reservado, recordaba cuando era más pequeña, jugaba con él y su madre, al final siempre acababa retirándose de la sala de juegos a los pocos minutos para atender cualquier cosa referente al reino, aunque los pocos momentos que estaba presente eran divertidos para ella, sin embargo, el motivo de disputa actualmente era que ella había despertado como una sailor de Kinmoku y necesitaba entrenamiento para poder dominar sus poderes, y él se había negado rotundamente para que fuese entrenada. Pero ahora parecía todo era diferente, pues había oído a su padre que daría su brazo a torcer.
— ¿Es cierto? — Ni Darien ni kakyuu tuvieron que preguntar para saber a que se refería.
— Lo es, una vez estemos en Kinmoku te permitiré tener tu entrenamiento como sailor, pero debes prometer que serás cuidadosa.
— Lo prometo papá, muchas gracias. — Darien sonrió al recibir su abrazo, amaba a su familia más que a nada en el mundo y no se arrepentia de su decisión de cambiar ese futuro que le habían mostrado.
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Muchas gracias por leer.
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25 Deseos
FanficLa navidad estaba cerca y ella aún no sabía que regalarle a sus padres y seres queridos, tenía 25 días para poder crear la lista perfecta para quienes amaba y la única forma de lograrlo era con ayuda de su padre. Tokio de Cristal se bañaba por los...