3 de diciembre
Volvió a casa después de pasar el día de paseo con su tío Sammy por una vez supo sin tener que preguntar el regalo que la familia de su madre deseaban, una navidad en familia como en el pasado, sin el lujo de un castillo de por medio, sólo un momento como una familia normal en una noche tranquila. Sin fotógrafos o periodistas rodeandolos para obtener la mejor nota de la reunión familiar, así como hizo con los demás pedidos, dejó una pequeña carta en el árbol con ayuda de su madre.
— Chibi-Chibi. — Dejó de dibujar al ver a su tío Taiki acercarse con un libro en manos, el joven castaño se sentó frente a ella dejando el libro a su alcance, era un libro de cuentos clásicos y en ellos se encontraba su favorito; la sirenita. — Lo vi en una tienda y me acordé de ti.
— ¡MUCHAS GRACIAS! — Sonrió con orgullo mirando la emoción en su sobrina. La pequeña princesa abrazo su libro emocionada, fue en ese momento que recordó que aún no sabía que darle a su tío. — Tío que deseas como presente de navidad.
— veamos...Mi regalo perfecto este año sería... — Un débil sonrojo apareció en sus mejillas. — Son cosas de adultos pequeña, no podría decirte.
— Pero, Santa ve todo, ¿Él sabría? — No entendió el motivo del porque su sobrina se empeñaba en preguntar. Sólo sintió que debía seguir su juego de preguntas.
— Claro que lo sabría, Santa siempre conoce los deseos de navidad de cada uno de nosotros. — La menor sonrió con emoción pues si su tío no le decía que pensaba pedir a Santa y era cierto que veía todo entonces sólo debía escribir en su carta lo que dijo su tío Taiki. Gracias a él era una niña buena en sus estudios, pues era él quien siempre la ayudaba a superarse, habían momentos en que su padre decía que ella sería un pequeño ratón de biblioteca, aunque no entendía el porque decía eso, a la final todos reían y bromeaban con lo mala estudiante que fue su madre.
— Tío, pronto tendremos una obra de teatro para cerrar el curso antes de navidad. — Saco una pequeña entrada blanca dejándola a su alcance. — Quiero que todos vayan.
— Sabes que nunca me pierdo nada que hagas en la escuela, eres mi sobrina favorita. — La pequeña no pudo evitar sonrojarse por sus palabras.
— Pero cuando nazca tu bebé ya no seré tu favorita.
— Siempre lo serás, nadie puede superar a mi pequeña Selene. — Apretó suavemente su nariz causándole una pequeña carcajada. Ambos eran observados por Serena y Seiya, amaban ver la sonrisa de felicidad en su pequeña hija, ambos habían hablado de sus deseos navideños que iban llegando cada día al árbol del salón, su deseo más importante era ese que anhelaba su mejor amiga, así como el de sus padres y hermano, ella no podía fingir que no deseaba ese mismo regalo cada instante de su vida, desde que fundó el reino lunar en la tierra después de Darien renunciar al trono por enamorarse de Kakyuu e irse a Kinmoku veía a sus padres pocas veces al año, ellos se habían negado a vivir entre la realeza pues se consideraban personas humildes y sencillas ante los lujos que rodeaban el palacio de cristal. Chibi-Chibi vivía de una forma distinta, ella iba cada tres días en la semana a dormir en su vieja residencia, la pequeña era la adoración de mamá Ikuko y Kenji, Sammy adoraba salir con ella de paseo los fines de semana después de su entrenamiento de fútbol.
— Trataré de que todos sus deseos de navidad se cumplan. — Seiya tomo la mano de su esposa besandola. — Plut busca al papá de Hotaru, está fuera de Tokio en una convención, Haruka el regalo de Mina, trata de que sea lo más parecido al que ella describió.
— Chibi-Chibi es una niña muy dulce, siempre está pensando en los demás.
— Recuerda que ella siempre ha sido nuestra luz de la esperanza.
Volvieron a mirar a su pequeña, Taiki se había ido y ahora ella escribía en una pequeña hoja, ambos decidieron dejarla sola y permitir que siguiera descubriendo las cosas que cada uno de ellos pensaba perdir para navidad, aunque algunos de esos deseos no fuesen actos para menores y no lo sabrían hasta el momento de ser leídas las cartas.
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Gracias por leer, pronto el capítulo 4.
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25 Deseos
FanfictionLa navidad estaba cerca y ella aún no sabía que regalarle a sus padres y seres queridos, tenía 25 días para poder crear la lista perfecta para quienes amaba y la única forma de lograrlo era con ayuda de su padre. Tokio de Cristal se bañaba por los...