𝑴𝒆𝒓𝒓𝒚 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒕𝒎𝒂𝒔 |❄︎| 𝐁𝐮𝐧𝐠𝐨 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐲 𝐃𝐨𝐠𝐬 |❄︎| ©

Si ocurren desgracias, es que un mafioso anda cerca. ÁNDATE CON OJO.

~•❄️•~

Si ocurren desgracias, es que un mafioso anda cerca. ÁNDATE CON OJO.

~•❄️•~

Comencemos con un chiste para liberar tensiones:

¿Qué hace un tigre subido en un pino de 15 metros, asustado y nervioso?

Pues, tigrita.

Ok, debo dejar de comerme la escarcha del frigorífico.

Atsushi caminaba poco a poco, teniendo extremo cuidado en donde ponía los pies; un paso en falso y el almuerzo sería él.

Tortilla de tigre, era la especialidad del día.

Ya solo faltaban dos ramas más para alcanzar al gato. Se detuvo, agarró bien una rama gruesa que tenía sobre su cabeza y, con un pie, impulsó su cuerpo hacia adelante, llegando así hasta la otra rama.

Pasó el otro pie con igual de cuidado y recobró el equilibrio.

Bien, ya estaba, y no le faltaba ninguna extremidad.

Punto para él.

Repasó el lugar con la vista hasta encontrarlo. Bien pegado al tronco principal estaba el minino, hecho una bolita de pelos.

—Tranquilo, vengo a ayudarte. —le habló con cariño, dejando a la vista toda la confianza que le podía brindar en aquella situación.

«¿Debería maullar?».

Negó, descartando esa loca y graciosa idea.

Se acercó con suavidad hasta tenerlo frente, se agachó y lo cargó en sus brazos sin ningún tipo de protesta. Estaba tan asustado que se dejaba manipular de toda forma habida y por haber.

Sonrió, saldría pronto de ese embrollo. Quizás sí podría celebrar navidad.

¿Escucharon eso?

Es el destino riéndose de Atsushi y su mala suerte.

Ok, quizás no es el destino siendo malvado, pero sí es la rama que sostenía a ambos felinos rompiéndose.

—Oh, oh.

Crack.

I believe I can fly~

I believe I can touch the sky~

Actuó rápido. Con una mano libre se agarró de la rama que pasaba frente a su cara, evitando la caída mortífera.

Por lo menos eso había salido bien, ya que, debido al susto del repentino descenso, dejó nada más y nada menos que un molar incrustado en la rama.

Tenía sangre y todo.

Atsushi sollozó lastimero. Su seguía así se desarmaria cual muñeca rusa.

Agradecía tener regeneración.

Cometió otro error, volvió a mirar hacia abajo. Pero, a diferencia de la primera vez, está sí que se quedó congelado, pues no estaba sobre una rama sino sosteniendo su cuerpo con solo una mano y a 13 metros de altura.