10- Verdades

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Contenido +18, avisaré cuando termine para quienes les disguste🤍


Mis manos en su cabello y sus manos en mi cuerpo. Me encontraba sentada encima de él, semi desnuda al igual que él.

Si me preguntan, nunca me hubiera imaginado encontrarme antes en esta situación pero no está para nada mal...

Me besaba lentamente el cuello, era suave. Él mínimo tacto me erizaba la piel, lo que me provocaba pequeños jadeos. Mientras que él estaba fijado en mi cuello, con la poca cordura que me quedaba, movía mis caderas frotando nuestras intimidades que se separaban por unas delgadas telas.
Su constancia sin avanzar me estaba desesperando y él lo notaba porque mis manos ahora se encontraban en su espalda rasguñándole levemente, le encantaba mi desesperación, lo notaba tanto en su cara como lo duro que sentía abajo mío.

-To-tomura, por favor..- hablaba en la medida de lo posible, a ojos cerrados sumida en la desesperación. Él se alejó de mi cuello para ver mi cara con una sonrisa pícara.

- ¿Qué pasa?, ¿Quieres algo?- dijo con una voz que desbordaba deseo, esa voz me quería hacer rogar, lo tenía claro.

-Tu sabes bien lo que quiero- dije sin detener mis movimientos y desviando mi mirada hacia otro lado, estaba al borde de tomar el control. Cada maldito roce me hacía mojar más, apenas dije esas palabras tuve que morder mi labio inferior por qué mi sensibilidad estaba aumentando.

Escuché una pequeña risa, de esas que tienen malas intenciones, para luego sentir una agarre de mi mentón. Hizo que mi mirada volviera a estar encima de él, acercó su rostro y casi cerca de mis labios empezó a hablar.

-Pídemelo- exclamó demandante.
Esa voz demandante fue la que eliminó en mi el escaso juicio que había conservado, no tenía más remedio que hacerlo.

-Haz me tuya- Mi voz delataba mis ganas.

-A tus órdenes- luego de terminar esta frase me hizo acostarme, se alejó de mi para ir a un cajón a sacar algo... ¿unas cuerdas?

Se acercó a mi con unas ganas peligrosas.

Pasó la cuerda por la cabecera de la cama y luego me amarro las manos juntas. Quedé atada y completamente a su merced.

Esto es perverso pero me fascina de sobre manera.

Nuevamente se alejó hacia aquel cajón del cual sacó una especie de látigo, esto sí que es sádico, pero al contrario de entrar en nervios estaba ansiosa.

Se puso entre mis piernas y empezó a pasear suavemente el látigo desde mi cuello hasta mi vientre, él solo toque me hacía jadear. Luego de haberme desesperado más, me tomó y dio vuelta, estaba en 4. Ahora empezó a pasear el látigo por mi espalda hasta mi trasero. De repente sentí un ardor en mi trasero, extrañamente doloroso pero satisfactorio. No pude evitar soltar un pequeño gemido.

-¿Así que te gustan estas cosas eh? Tendré que ponerme más bravo- dijo en mi oído, realmente no me había concentrado en lo que dijo, pues al haberse puesto encima mío para hablarme al oído sentía su miembro en mi entrada rozando, lo hacía a propósito, lastimosamente ahora no podía tomar el control pero ser sumisa me está gustando bastante.

Se alejó de mi y volvió a azotarme con el látigo pero más fuerte que la primera vez, mi gemido fue más fuerte también.

Iguales dabi y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora