8- Hay una primera vez para todo

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Avisaré cuando pare este para las personas que no les guste🤍


Fue de apoco bajando sus manos que inicialmente estaban en mi cintura hacia mi trasero, lo hizo lento esperando a que lo detenga pero no quería que lo hiciera. Decidí aventurarme dejándome llevar por mis emociones que están intensificadas al límite y me subí encima de él quedando sentada, como por inercia empecé a mover mis caderas en un sutil vaivén el cual empezó a surgir efecto en él pudiendo notar su miembro el cual sólo lo cubría la tela del bóxer, el se veía sorprendido por mi forma de actuar pero a la vez le encantaba.
Posó sus manos en mi trasero nuevamente y empezó a moverme haciendo más intenso el vaivén de mi cuerpo sobre él, mientras me incliné para seguir con el beso apasionado con el que inicié esto. Pero poco duro la tomada de riendas que obtuve encima de él, ya que en unos segundos quede abajo de él, me quitó su polera rápidamente dejando al descubierto mis pechos los cuales miró con una lujuria que me provocó aún más, se acercó a estos y empezó a lamer mis pezones con cierta delicadeza, el calor de su lengua me aturdía. 
Empecé a soltar pequeños gemidos, el oír mis gemidos despertó más sus ansias. Comenzó a succionar más fuerte, mientras más lo hacía más mi feminidad se humedecía y como si fuera poco, con una mano empezó a acariciar mi pecho libre y con la otra bajo hacia mi intimidad, la cual le sorprendió lo mojada que estaba. Comenzó introduciendo dos dedos, no enteros pero si gran parte para empezar a acostumbrarme de sentir algo adentro de mi. Él era un experto y lo hizo notar sin duda, con movimientos de dedos rozando hacia arriba dentro de mi, constantes pero lentos, era desesperante. Entre la succión de un pezon, el masaje del otro y sus dedos adentrándose en mi era una sobrecarga de excitación. Si continuaba más tiempo de esta forma me iba a venir, así que juntando mucha fuerza de voluntad quedé nuevamente encima de él, besé sus labios para luego ir a su cuello y empezar a hacer un recorrido con mi lengua. Pasé por todo su torso hasta que llegue a su bóxer, con un poco de pánico ya que nunca antes había hecho algo así. Quité su bóxer dejando su miembro duro al descubierto, ahí fue cuando el pánico incrementó. Era indiscutiblemente grande, dudo que más de un tercio quepa en mi boca pero ya estaba aquí y se vería raro que parara. Procedí a pasear mi lengua por este de abajo hacia arriba como si de una paleta se tratase, torpemente a decir verdad, luego lo introducí en mi boca para empezar a chupar, lo hacía lento ya que eso le hacía desesperarse. La habitación se llenó de jadeos escapándose de sus labios, luego agarró mi mi cabeza sutilmente para que empezara a hacerlo más rápido empujando de esta. Estuve así por unos minutos, cada vez lo hacía más rápido y mejor ya que le había pillado el truco a esto pero no quería que se viniera aún. Saqué su miembro de mi boca para posicionarme arriba de él y comenzar nuevamente con el vaivén de caderas frotando nuestras intimidades.
Me estaba volviendo loca, lo quería adentro de mi pese a que me aterraba si dolería o no, se notaba que el quería igualmente pero no me decía nada, podía notar lo considerado que estaba siendo conmigo y quería devolvérselo. Con un poco de miedo me incliné y posicione su miembro en la entrada de mi intimidad, me di animos mentalmente para empezar a bajar adentrándose poco a poco en mi, luego de que lo hiciera comencé a sentir un ardor, de primera se me hizo algo insoportable así que lo termine de introducir entero aumentando más el dolor y me quede quieta por unos segundos, cuando el dolor bajó considerablemente procedí a moverme, el me miraba con deseo y eso me insentivaba más por lo que luego empecé a dar brincos más rápidos, empecé a tomarle el gusto, era un placer exquisito, mezclado con algo de dolor. No sabía si el dolor me provocaba aún más placer pero los gemidos no paraba de salir de mi boca, el se mordía el labio superior para evitar jadeos pero simplemente se le escapaban.
Yo decía su nombre entre gemidos, sabía que eso lo haría ponerse mas lujurioso aún.
Agarró mi trasero y empezó a agregarle más hostilidad a mis saltos y añadiéndole nalgadas, mis gemidos eran intensos, mis brincos cada vez mas rápidos y el agregaba una hostilidad que me hacía perder la cordura. ¿Pudor? Eso no existía en la habitación, solo había deseo, un deseo incontrolable e insaciable.

Iguales dabi y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora