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La orden había sido clara, nos veríamos en la entrada e iríamos todo el tiempo posible. No podía irme sin hacer que disfrutase de su último día conmigo.
Tenía que admitirlo, si hubiese pasado todo ese mes sola, me habría seguido deprimiendo por la cantidad de cosas que habrían ocurrido.
Además de que hice una promesa, tenía que enseñarle mi libro el próximo año. Había comenzado a escribir todos los días desde que me lo mencionó. Incluso guarde su roca porque era el regalo más absurdo que me habían dado.
Mary seguía siendo como un foco que nunca se apagaba. Siempre estaba animada. Incluso cuando la televisión se estropeó y nos vimos obligadas a pasar nuestros días jugando viejos juegos de mesa.
･･･
ー¡Ririka!ー Gritó al verme en el lugar acordado.
Pensé que sería como las películas y que se lanzaría a abrazarme, pero nunca nada es como lo pienso. No con ella al rededor.
Sólo supe que tropezó y cayó de cara haciéndome reír un poco.
ーEres tan torpe.
De nuevo se molestó conmigo, le tenía un odio inexplicable a que la llamase tonta o cualquier adjetivo similar. Pero sabía cómo arreglarlo.
Le di una paleta como si fuese una chiquilla y me encargue de ponerle benditas a sus rodillas raspadas.
ーSigues cayéndote a cada momento. ¿Has pensado en no correr cuando me ves?
ーPero es difícil, todo lo que quiero hacer es verte.
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