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ーEso es decepcionante.
ーUn poco. Pero lo es aún más volverse invisible a los ocho años.
ーLos ocho años no suenan como una edad adulta. No le confiaría mi coche, si tuviese uno, a un enano de ocho años.
ーMaduramos mucho más rápido que ustedes.
La miré en silencio y ella me imitó. Ahí estaba, con sus pies descalzos y meciendose como una niña. Usando ropa colorida, hablando de forma infantil y ahora diciéndome que era más madura que yo.
ーSí, claro.
ーEs cierto.
Era un dolor de cabeza la mayoría del tiempo.
ーMejor dime, ¿Por qué eres humana ahora? Fácilmente podrías continuar como hada y no tocar mi puerta.
Ella parecía divertida por mi conversación. Sonrió con la lengua entre los dientes antes de pensar en su respuesta.
ーSupongo que quería volver a verte.
ーEn serio no te recuerdo. Pudiste equivocarte de chica.
ーNo lo hice. Eres Ririka y es lo que importa.
ーEres torpe.
ーTú eres una amargada. Antes te divertía mi personalidad y decías que seríamos mejores amigas.
ーTe esfuerzas en vano, no recuerdo nada de mi infancia.
ーBueno, no importa, de todas formas, ahora estoy aquí de nuevo y volvemos a ser amigas.
ーSupongo.
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