Capítulo IX

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Ambos se sentían en las nubes. Estaban compartiendo un beso tan tierno, dulce y puro que los dos vibraron de ilusión con lo que se formó en su interior. 

Sencillamente se dejaron llevar, Dulce sintió la mano de Christopher posarse sobre la curva de su mandíbula y aquel contacto le mandó una descarga eléctrica por todo su cuerpo, a la cual pudo responder casi por instinto ladeando el rostro para hacer el beso más profundo, mientras se aferraba a la camisa de él con fuerza. 

Estaba disfrutándolo tanto, que no supo en que momento sus traicioneros pensamientos se colaron en ese íntimo momento, cuestionándola y juzgándola sin cuartel. <<apenas lo recuerdas y ya lo estás besando, muy bonito>>, se decía al tiempo que se cuestionaba el tipo de persona que estaba mostrando ser versus como sería la antigua Dulce, ¿así era ella realmente? 

El ruido mental no la dejó continuar, por lo que con delicadeza se apartó de Christopher y los dos se miraron a los ojos con vergüenza. 

—Dulce, perdóname.

—No, por favor, no te disculpes —sonrió nerviosa mientras se pasaba los dedos por los labios—, ambos lo hicimos. 

Chris asintió con la cabeza y se creo un silencio tenso e incómodo. Ninguno de los dos se atrevía decir nada y al mismo sentían que tenía que decir algo para que esa extraña atmósfera se disipara y volvieran a compartir con la comodidad que habían estado disfrutando hace un rato. 

Voltearon a verse al mismo tiempo y cuando sus miradas se encontraron, los dos vieron en los ojos del otro la añoranza que seguían sintiendo por ese beso que se habían dado y que terminó antes de tiempo, por lo que sin decir nada y de forma impulsiva, volvieron a besarse. 

Esta vez el beso fue más apasionado, como si quisieran fusionarse en uno solo. Pero esta vez, fue Christopher quien no tardó en caer en la realidad. Aunque se moría por Dulce,no podía dejar de pensar que se estaba aprovechando de ella y de su estado, así que la separó con delicadeza.

—Dul... Dulce espera —insistió, al ver que ella se resistía un poco al abandonar sus labios. 

—¿Qué pasa? —preguntó con el ceño fruncido. 

—Esto no esta bien.

—¿Por qué?

—Mira, Dul, tu no te acuerdas de mi, pero yo si y hacerte esto es aprovecharme.

—No entiendo —replicó un tanto frustrada y Christopher respiró profundo, dispuesto a explicarle. 

—Estas en una situación difícil y te estas refugiando en mi, porque te genero confianza. Si yo te aceptara, me estaría aprovechando de esa confianza ¿entiendes?

Dulce asintió, mas con una duda nublándole la mente. 

—¿Es eso o no te gusto? —dijo cruzando los brazos sobre el pecho, viendo a Christopher sonreír con una tristeza que no alcanzó a comprender. 

—Dulce María, eres preciosa —le acarició la mejilla—. Pero ya te explique, no quiero aprovecharme. 

La pelirroja le sonrió sincera, mientras sus mejillas tomaban color por el cumplido que le había dicho. Resignada y aceptando lo que le había dicho, se acercó más a él y lo abrazó, recostando su cabeza en su hombro. 

—Gracias por ser tan bueno conmigo, debí ser alguien muy importante antes, para que me ayudes tanto ahora.

—Lo sigues siendo hermosa —aseguró Christopher, antes de besarle el cabello. 

Luego de una tarde muy muy divertida para Dulce, pues desde el hospital que no salía, ni lo pasaba tan bien, Christopher tomó el auto y la dejó en su casa

—¿Harás lo que me prometiste? —le preguntó él, luego de ayudarla con las muletas hasta llegar a la puerta. Ella suspiró

—Lo intentare

Christopher se rió.

—Ok, me conformo con eso —se puso frente a ella y le acarició el rostro, notando como ella se ponía nerviosa—. Que pases buena noche.

—Tú, tú también. 

—Adiós

Christopher se acercó y la beso en la mejilla cálidamente, deteniendose en ese contacto para disfrutarlo al máximo. Al separarse le sonrió, le dio las llaves del auto y luego fue hasta su moto, se puso la chaqueta y se monto, para luego irse. 

Dulce dijo adiós con la mano, sintiendo mariposas en el estómago. Abrió la puerta y manobrando con sus muletas entró a la casa hasta llegar a la sala, donde se encontraban sus padres y hermanas. 

—Hola. 

—Hola, Dulce María —dijo Anahí mientras los demás le sonreían. Se acercó y se puso detrás de ella para ayudarla a caminar—. ¿Quieres que te ayude a subir a tu cuarto?

—Sí, por... —se interrumpió ella misma al recordar lo que le había prometido a Chris—. No, mejor no, antes quisiera hablar con ustedes

—¿Pasó algo malo? —preguntó Martín irguiéndose en el sofá por la preocupación. 

—No, nada malo... Annie, ¿podrías sentarte? —la rubia le hizo caso, mientras todos la miraban expectantes— Ok, yo... bueno, quisiera... disculparme por mi actitud, sé que actué muy mal con todos ustedes, sé que son mi familia, aunque no lo recuerde, pero es que no es fácil. Si los trate duro, no fue mi intención, es solo que no tenía intenciones de ser amable, tenía que asimilar lo que me estaba pasando. Además, me dio un poco de coraje que nadie me dijera nada...

—¿Cómo querías que te dijéramos algo si no nos dejas acercarnos? —dijo Maite con una cuota de reproche en su voz. 

—Tienes razón, por eso me estoy disculpando. Intentaré volver a ser la misma de antes, pero necesito de su ayuda, ¿me perdonan?

Alma se levantó y abrazo a su hija, emocionada. 

—No tenemos nada que perdonarte cielo, es normal que te sintieras así.

—Tu madre tiene razón, hija, solo nos conformamos con que estés bien.

—Ahora lo estoy. ¿Y tu Maite, me perdonas?

—No es nada, hermanita, no te preocupes. Yo también soy feliz si tú lo eres. 

Dulce le sonrió a todos con sinceridad.

—Bueno, ahora sí quiero que me ayudes a subir Annie, ¿puedes?

—Claro, ¿nos acompañas May?

—Buenas noches —dijo Dulce a sus padres, quienes respondieron de la misma forma.

La tres subieron. Anahi ayudó a Dulce a cambiarse la ropa para dormir, luego charlaron un rato mientras la pelirroja se desmaquillaba y después la ayudó a acostarse, pues con el yeso todo le era muy complicado. Cuando ya estaba acostada, sus hermanas se sentaron junto a ella.

—Bueno, antes solíamos conversar mucho —dijo Anahí con una sonrisa cómplice—, así que cuéntanos ¿Cómo te fue con Chris?

Dulce sonrió casi por instinto. 

—Pues, fuimos al cine y luego a comer... fue muy lindo conmigo. 

Decidió no decir que fueron al lago, Chris le había dicho que era secreto y si lo era, tal vez sus hermanas no sabían que existía.

—¿y? —dijo Maite—. Dinos la verdad ¿Te gusta Chris?

—No sé —respondió Dulce, sintiendo sus mejillas arder—, es muy bueno conmigo y no puedo negar que me atrae.

—Me alegro mucho Dulce María —dijo Anahí emocionada. 

—¿Qué era Chris? Quiero decir, ¿éramos amigos, novios, conocidos?

Anahi y Maite se miraron preocupadas, pues esa era la pregunta a la que le temían y que no habían tenido el cuidado necesario para evitar. 

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Aquí les dejo nuevo capítulo editado

Espero que les guste y perdón infinito por la demora. 

Un abrazo

Nathy

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