Capítulo V

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Christopher no paraba de dar vueltas en la cama, a cada minuto más convencido de que no debió hacer caso a Anahí, pues de nada servía que se hubiese ido a su departamento a descansar, cuando precisamente eso le era imposible con Dulce en el hospital y en el estado en el que estaba. 

Su lugar era con su novia, a su lado, aún cuando ella no fuera consciente de su presencia. 

Respiró profundo y soltó el aire sonoramente. Agotado, se levantó de la cama y fue a la cocina por un vaso de agua. Cuando volvió a su habitación, se dio cuenta de que su celular vibraba impaciente sobre la mesita de noche. Sin perder tiempo se acercó a él y cuando vio quién lo llamaba, su corazón comenzó a bombear con rapidez, al tiempo que se sentía sudar frío. 

—Annie, ¿qué pasó con Dulce, ella está bien? 

—Hola, Chris —se aclaró la garganta para tratar de no sonar tan nerviosa—. Dul ya despertó, pero... 

—¿Despertó? —interrumpió emocionado. 

—Si, pero... 

—Voy para allá. 

—Es que... 

Christopher cortó la llamada sin importarle lo que Annie tuviera para decirle, o lo grosero que ese gesto pudiese ser, lo único que importaba era estar con Dulce lo antes posible. Posiblemente ella estuviera asustada ahí en el hospital y él tenía que estar con ella para apoyarla, sobre todo cuando se enterara de que había perdido al bebé que esperaba, si es que no lo sabía ya. 

Con toda la rapidez que le fue posible se vistió con unos jeans gastados, una playera blanca y su chamarra, tomó sus documentos, su celular y salió para montarse en su moto y manejar lo más rápido posible al hospital. Se pasó 3 semáforos en rojo, pero luego de 15 minutos, que para él se sintieron como horas, llegó sano y salvo. Entró a la sala de espera y vio a Anahí, acompañada de Poncho. 

— ¿Cómo está? —preguntó Christopher nada más llegar. 

—Saluda al menos, ¿no? —lo reprendió el moreno, quien no dejaba de acariciar la espalda de su novia para darle ánimos. 

—Hola.

—Chris, siéntate, tengo que hablar contigo.

Él hizo lo que su cuñada le pedía con el ceño fruncido y a cada momento más preocupado. 

—¿Qué pasa?, me estas asustando.

Anahí intercambió una mirada suspicaz con su novio y Christopher notó como él la animaba a decir lo que tuviera que decir. Entonces, la rubia respiró profundo y tomó ambas manos de Chris entre las suyas.

—Ok, Dulce ya despertó y está fuera de peligro, pero no es la Dulce de siempre. 

—¿A qué te refieres? 

—Ella... Bueno, está un poco confundida con respecto a su vida pasada... 

—Annie —la llamó exasperado ante sus divagaciones—, por favor, se más clara y dime qué tiene Dulce, con todas sus letras. 

—Perdió la memoria, Christopher. El accidente hizo que se golpeara en la cabeza y eso generó una pequeña lesión que ahora hace que no se acuerde de casi nada. 

—No se acuerda de mí —dijo, más como una afirmación que como una pregunta y la mirada lastimera que Annie le dio se lo confirmó. 

—Solo me recuerda a mí y a medias. 

Christopher asintió en silencio, sin saber qué sentir, ni qué pensar respecto a todo esto. Estaba feliz de que Dulce haya despertado y que estuviera fuera de peligro, pero sin duda le dolía que no lo recordara. 

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