Prometí no enamorarme {Drarry}

Yo te ayudo

Al día siguiente les tocaba compartir clase con su compañero, así que el trío de oro esperó a los tres Slytherins fuera del gran comedor. Al llegar, los seis se dirigieron a la clase de pociones con Snape, mientras que la pequeña Weasley y Luna iban a defensa contra las artes oscuras. Cuando llegaron al aula, la clase estaba en completo silencio esperando al profesor, el cual apareció unos minutos después de que los recién llegados tomaron asiento. 

-Hoy es vuestra primera clase con vuestro compañero, por lo tanto, el trabajo será más difícil de lo normal ya que contáis con un ayudante. Hoy prepararéis Crece-huesos. Os daré la receta y os pondréis a trabajar de inmediato. 

Snape repartió las recetas y todos los alumnos se pusieron manos a la obra. 

-¡¿Qué haces Potter?!- exclamó Draco al ver cuanta cantidad estaba echando Harry en su poción.-Aquí pone 20 mililitros, ¡¿CUÁNTO LE HAS ECHADO?!- la poción estaba humeando y había cogido un tono rosado.

-Ups-una gran explosión sonó en el aula. 

-¡Bien! ¡Esta vez no he sido yo!- Exclamó Seamus Finnigan el cual estaba de compañero con Lavender Brown.

-¡Silencio Finnigan!-Exlamó Snape acercándose a Harry y a Draco.-Me temo que les voy a tener que restar 10 puntos a sus respectivas casa y finalizada la clase se quedarán a limpiar el aula. Hasta entonces, quiero que me escriban 10 veces la receta de esta poción.

Hasta que se acabó la clase, Harry y Draco se quedaron escribiendo la receta 10 veces sin cruzar palabra alguna, y cuando la clase se vació por completo, se pusieron manos a la obra.

-Yo limpio las mesas y tu el suelo, ¿hecho?-Dijo Draco.

-¿Porque yo el suelo?

-Pues porque por tu culpa estamos aquí.

-...Tiene lógica. 

Harry empezó a limpiar el suelo con un hechizo y Draco limpiaba las mesas con el hechizo Tergeo. 

-¡Agh! ¡Tu explosión no puedo limpiarla con magia Potter!

-Pues límpiala a lo muggle.

-Voy a tener que rebajarme a tu nivel, lo que me faltaba.

Draco intentó coger una de las bayetas pero no lo alcanzaba.

-¡Maldita sea!

-Yo te ayudo-antes de que Draco pudiese contestar, Harry cogió la bayeta y se la dio. Harry inspecciono a Draco de arriba abajo.

-¡¿Qué miras Potter?!

-Eres un enano.-Y sin más siguió limpiando dejando a un Draco un poco confuso por su comentario.

-¡No tienes derecho de llamarme enano! ¡Mi padr...

-Si, si, ya lo sé, tu padre se enterará de esto bla, bla, bla.

-¡Te odio!

-Que sorpresa-dijo Harry con ironía-anda vete, yo he causado este estropicio así que yo limpiaré nuestra mesa.

-Pues vale.-Draco dejó la bayeta y se fue.