Prometí no enamorarme {Drarry}

Puedes contarme que te ha ocurrido, si quieres desahogarte

HERMIONE

Corría por los pasillos de Hogwarts a toda prisa intentando llegar a la Sala de los Menesteres a la hora acordada, me dolían las piernas de tanto correr, porque de nuevo, me había quedado dormida. Es comprensible, al fin y al cabo, ayer estudié hasta las tres de la madrugada para el examen que tuvimos a la mañana, así que al finalizarlo me fui a dormir un "poco" y aquí estoy, corriendo para llegar a tiempo a la quedada con Pansy. 

Ella odia la impuntualidad, pero ya me conoce, aunque no haya llegado tarde a una sola clase en mi vida, para las citas soy un desastre si de puntualidad se trata. Una vez delante de la entrada, me agaché sujetándome de mis rodillas mientras jadeaba por la carrera que acababa de hacer, salí de mi mundo cuando oí unos pasos corriendo hacia mi dirección, la dueña de esos pasos no era nada más y nada menos que mi Slytherin favorita. Cuando llegó, pude notar que había estado corriendo durante algún tiempo por las marcas de sudor y su aliento jadeante. 

Al llegar, me miró de arriba a abajo y dio una sonrisa que me erizó la piel, algo que solo ella conseguía en mi, se acerco y me agarró de la cintura para besarme, al principio era un beso lento, pero al notar que se iba intensificando no pude evitar hablar.

-Parkinson- dije en la mitad del beso. Ella se alejó levantando una ceja, intrigada por la razón por la cual había parado el beso. -No seas impaciente y espera a entrar a la sala.- Dije con un enfado fingido, ella soltó una pequeña risa y me cogió de las manos para entrar a la sala.

Una vez dentro, ella me tiro con brusquedad a el sofá y empezó a besarme, adoraba como me hacía sentir, querida, pero a la vez deseada. 

Recuerdo la primera vez que ocurrió algo, ella había peleado con Draco, y estaba llorando en su habitación por eso, yo había entrado para hacer el trabajo, y la vi así. Ella y yo nos odiábamos, pero ambas éramos igual de humanas, ambas teníamos sentimientos, y por eso decidí que la ayudaría aunque no fuese mi persona favorita. Me acerqué a su cama y ella se sobresaltó al darse cuenta de mi presencia, al parecer no la había percibido cuando entré, pero al verme pareció recordar lo del trabajo, por lo que se incorporó, se secó las lágrimas y me miró, era una mirada extraña, cargaba con odio, pero también con tristeza. Yo bajé la mirada, intimidada, y hablé.

-Si no te sientes bien, podemos dejar el trabajo para mañana, tenemos hasta final de curso, así que no es necesario que empecemos hoy.

-La pereza me ganará si no empezamos hoy, así que déjate de mierdas y pongámonos manos a la obra, quiero acabar con esto lo antes posible.- Fruncí el ceño.

-Yo solo intentaba ser amable, estabas mal y tal vez no estabas de humor, no hace falta ponerse así. Eres una insensi...- paré al mirarla a la cara, todo este tiempo que yo tuve la mirada baja, por sus coloradas mejillas bajaban silenciosas lágrimas. Yo, con una mano temblorosa, quité sus lágrimas de sus mejillas, acto que a ella le sorprendió, pero mas me sorprendió a mi ver que no quitaba mi mano de su rostro.

-Puedes contarme que te ha ocurrido, si quieres desahogarte.- Yo ya me esperaba una respuesta como "no cojas confianza sangre sucia", así que obviamente me sorprendió que estuviese tan dispuesta a contármelo.

-Últimamente Draco y yo peleamos demasiado, al punto de que nuestra relación es tóxica, esta vez empezó con un pequeño mal entendido por los deberes, pero ha explotado, y no se que hacer. 

-Yo nunca he tenido una relación, así que no se que decirte.

-¿Cómo qué no? ¿Y el zanahoria?

-¿Ron?- Ella asintió.

-Somos como hermanos, pero cuando peleamos nos acabamos reconciliando en un tiempo.

-Comprendo, pero nuestra relación es totalmente distinta, somos ambos demasiado orgullosos.

-Como se ve que no nos conoces, Ron y yo somos muy orgullosos, hasta el punto de que Harry se harta de nosotros, y el es el que acaba con nuestras peleas de raíz... Recuerdo que un día perseguí a Ron por toda la sala común con un libro para pegarle.- Ella soltó una risa, y me miró más animada, de repente, su semblante se puso serio y habló.

-¿Puedo hacer una cosa?- Yo asentí, y ella se acercó a mi, yo estaba confundida, hasta que ella me rodeó con sus brazos, yo, aún confundida, le correspondí.

Y así es como ahora me encuentro en una sesión de besos llenos de sentimientos junto a Pansy Parkinson.