-Candy, te ves maravillosa en ese vestido- dijo Albert, con los ojos aún abiertos por la sorpresa.
-Gracias Albert- dijo está sonriendo y agachando ligeramente la cabeza.
Ambos jóvenes, es decir Candy y Terry, ya habían llegado a aquella sala de recepción. Y habían separado sus manos por solo unos instantes, con las miradas se aseguraba que ninguno de los dos se iría a ningún lado.
-Sin duda Candy, ya eres toda una dama- le dijo Archie, admirándola, aquella niña de coletas que conoció alguna vez en aquel bosque había quedado atrás.
- Y la dama más bella- dijo Annie complementando el comentario de su esposo.
-Ya chicos, harán que me ruborice- dijo está poniendo sus manos en sus rojas mejillas.
Todos comenzaron a reír, excepto la Tía Abuela y la señora Lagan, que miraba la escena sin expresión alguna.
Eliza al ver a Candy acercarse a la sala sin decir nada, se paró de esta y tomó a Neal fuertemente para que la acompañara...
Terry los siguió con la mirada y le susurró a Candy- Ahora vengo, si, iré a ver qué traman eso dos-.
-Pero Terry...- dijo está tomándolo del brazo, con ojos de súplica. Ella no quería que el se fuera de su lado.
-Regresaré solo será un momento, si- dijo este mostrándole una amplia sonrisa, que Candy correspondió.
Terry apuró el paso para así poder alcanzar a esos desgraciados. Para Terry ellos no eran más que una sucia aliña, que al no conseguir lo que quieren, fastidian la vida de otros.- Es que no puedo permitirlo Neal, como es posible que esa huérfana, cuida caballos, lleve un vestido así, y se ¡ATREVA A ESTAR TOMADA DE LA MANO DE TERRY!- dijo Eliza alzando la voz cada vez más, el enojo se podía ver atravez de todo su cuerpo.
-Eliza, no grites si, que tiene que esa idiota esté tomada de la mano de un delincuente bueno para nada eh, acaso se merece más esa huérfana- dijo este molesto, y harto de su hermana.
-Mejor en lugar de discutir, idéemos un plan para acabar con esta de una buena vez- dijo Eliza con fuego en sus ojos.
-Que tienes en mente- le dijo este algo cansado. Había estado con su hermana siempre, siendo su cómplice en cualquier tipo de cosa. Ella siempre era la mente maestra de todo, el simplemente actuaba como perro, siguiendo sus instrucciones, cuál estudiante. Sin duda Neal estaba algo cansado de eso.
-Pues hagámosle algunas travesuras en la mesa para que quede como una estúpida, frente a los miembros de la familia. - dijo esta con su típica ceja levantada y su sonrisa de lado, que sin duda le hacía ver lo marchito que estaba su corazón.-No han cambiado nada- pensaba Terry- pero ahora yo protegeré a Candy, ya puedo hacerlo. Eliza no volverá a salirse con la suya, no importa lo que hagan yo estaré con Candy para siempre. Si Susana, no pudo hacer rasguño alguno a este amor tan profundo que sentimos, Eliza tampoco lo logrará- dijo este con una ligera sonrisa en los labios.
Este estaba recargado en una pared mientras escuchaba, pero ya no quería hacerlo, así que se paró y empezó a caminar por el pasillo.
En su mente pasaban imágenes de aquel beso que ambos habían compartido hace unos instantes, los labios de Candy le pedían a gritos hacerla suya...
Ese sentimiento lo estremeció, y hizo que saliera un gran suspiro.
Ladeó un poco su cabeza y atravez de una de las ventanas, pudo ver a una chica recargada en el tronco de un árbol.
Este al reafirmar de quien se trataba corrió hacia ahí...
-Mmm acaso la monita está triste- dijo este en tono burlón.
Candy alzó su mirada chocando con la de Terry, esta al combinarse hacia un descontrol en el corazón de ambos.
Esta se acercó hacia el y tomó sus manos, estos se miraban profundamente.
- Sabia que vendrías- le dijo está con una linda sonrisa.
Este le sonrió igual y soltándose de una de sus manos tocó con su dedo índice la punta de la respingada nariz de Candy.
Esta rió ligeramente
-Vamos a dentro, mi panza ruge de hambre- le dijo Terry a Candy, este tomándose la panza, como si de verdad no hubiera comido nada en meses.
Ambos caminaron por el amplio césped tomados de la mano, esta era su nueva acción favorita.
Al llegar de nuevo a la sala, se encontraron con una de las chicas que se encargaba de recoger cualquier tipo basura que se pudiera ver en aquel sillón.
-Disculpe- dijo Candy, llamando la atención de la chica- Ya todos se fueron al comedor, ¿cierto?- le preguntó esta.
-Así es señorita Candice- le dijo está con una sonrisa.
-Bien, gracias- le dijo esta mientras caminaba junto con Terry hacia aquel elegante comedor.
ESTÁS LEYENDO
Olor a Narcisos
RomancePor mucho tiempo hemos hablado de ese misterioso hilo rojo que nos une con nuestra otra mitad, por más que se tense nunca se romperá... Esto es lo que me evocan estos personajes. Candy y Terry han sido un parteaguas para mi a la hora de ver el amor...