-Así que tendré que asistir a aquel evento- dijo Candy contemplando su taza de té.
-Así es Candy, no pude apelar a más, sabes cómo es la Tía Abuela con estas cosas- dijo Albert con cierto coraje ante la decepción de Candy. -Así que Terry, estás de visita por aquí, me da mucho gusto verte. Después de tanto tiempo.
-Si decidí venir a ver a Candy, creo que nos hacía falta hablar de algunas cosas, ¿no es así Candy?- dijo Terry mirando con dulzura a Candy.
-Si- dijo esta mirándolo con una gran sonrisa en sus labios.
Albert los miraba sonriendo, pensaba que por fin el destino les haría justicia a aquellos dos, que sin lugar a dudas tenían sentimientos tan puros...
-Terry, ¿por qué no nos acompañas al evento pre navidad?, así Candy no se sentirá tan sola. Yo tendré que estar atendiendo algunos asuntos con los miembros de la familia.
-Por mi estaría perfecto, la cosa es si Doña pecas le gustaría contar con mi presencia- dijo Terry con su típico sarcasmo.
Esta le dió un leve golpe en el pecho y dijo- por que no, jaja, será como en los viejos tiempos-.
-Sin duda Candy, jajaja, se que se divertirán mucho- dijo Albert sin dejar de reír. No habían cambiado nada, seguían teniendo la misma actitud juvenil de antes.-¡Ya debería estar todo listo!, ¿pero qué es todo este desastre? Les dejé bien claro que quería que todo fuera color rojo y dorado. ¿Por qué rayos la mantelería es azul- despotricaba la Tía abuela, con su voz irritante y aterrorizando a todos los empleados...
En ese momento la puerta se abría. La abuela soltó un leve suspiro pensando en sus adentros que todo estaba siendo un desastre.
Vió entrar a su tan adorado Albert junto con dos muchachos. Supuso que era Candy, pero ¿quién era ese otro chico?.
-¡Vaya!, pero si ya llegaron, que rápido- dijo la tía abuela recibiendo a Albert con un cálido abrazo, aún que algo torpe para la mirada de Candy.- Candy- dijo esta con un tono severo en la voz- ¿Y tú eres?-
-Soy Terrence Graham un gusto- dijo Terry haciendo una pequeña reverencia.
-Oh pero si eres el amigo del Colegio San Paulo de Eliza, vaya, claro, recuerdo haber ido a verte cuando actuaste como Rey de Francia en aquella obra en Chicago, ¿pero qué es lo que hace un actor tan solicitado como tú por aquí?- dijo la tía Abuela con cierto interés.
-Estoy de visita, vine a reconciliar algunas cosas del pasado- dijo viendo con cierta complicidad a Candy.
Esta sonrió levemente. La Tía Abuela, vió esto con cierto asombro.
-Señora lamento interrumpirla pero el pedido de las flores está afuera esperando por su firma- dijo una de los muchachos que se encargaban de esa gran mansión en Chicago.
-Pero por Dios, yo no debo de ir a firmar esas cosas, pero en fin- dijo esta dando media vuelta para seguir al muchacho- Ah, Candy, en tu habitación hay algo para ti- le dijo a Candy sin siquiera mirarla. Cosa que no le sorprendió.
-Señor William, lo estaba buscando, acaba de llegar un telegrama, lo espero en su oficina- dijo George.
-Bien George ahora voy. Bien chicos llegó el momento de irme, no hagan mucho desastre- dijo Albert riendo y siguiendo la figura de George.-Así que tiene es una habitación- le dijo Terry con cierta curiosidad a Candy...
Aun que ciertamente estaba maravillado ante la belleza de Candy, aún que siempre se veía fabulosa, hoy radiaba una luz casi cegadora. Tal vez al no verla con sus típicas colitas y en cambio ahora tener su pelo sujetado en una sola coleta baja con algunos mechones sueltos. Sus pecas resaltando en el ligero rubor de sus mejillas. No podía dejar de suspirar ante su belleza.
- Si, tienes que verla es impresionante, aún recuerdo cuando Albert me sorprendió con ella en mi cumpleaños hace un año.- dijo Candy reviviendo aquel día.
-Pues vamos señorita pecas, la sigo- dijo este inclinándose levemente, causando que Candy se riera de aquel intento de nobleza.
Terry observaba todo detalle de aquella gran mansión, le recordaba un poco a su niñez y pubertad, aquella casa de la Familia Grandchester. Aquellos malos momentos provocados por la ausencia de su padre y los constantes comentarios mal intencionados de la duquesa, lo hicieron tener esa sensación de querer escapar.-Y es aquí- dijo Candy abriendo la puerta de una de las ultimas habitaciones que se encontraban en la planta alta de aquella mansión.
Esta tenía un vívido color menta en las paredes con hermosos muebles de madera clara perfectamente barnizada.
-Wow, una monita con un cuarto tan elegante- dijo Terry haciéndose el maravillado ante aquella habitación.
-Cállate Terry- dijo Candy riendo fuertemente y pegándole levemente a las costillas de Terry con su codo.
Este soltó un leve gemido de dolor perfectamente bien actuado, ambos rieron sonoramente.
-¿Qué será esa sorpresa que mencionó la Tía Abuela?- dijo Candy buscando por la habitación algo.
-No será aquel vestido que está colgado en la manija del armario- dijo Terry señalando dicha cosa.
Este era un vestido color dorado claro, de hombros descubiertos, algo inusual para la época, que le hacía dudar un poco que la Tía Abuela lo hubiese escogido. Pero en fin este tenía una tela algo traslúcida, parecida a la de los tutus, con brillantina del color del mismo que le daba un toque de esplendor. El escote era un corte en corazón y la tela estaba cruzada al estilo de las musas griegas.
Candy admiraba con gran sorpresa aquel vestido.
-Tengo que ponérmelo ahora mismo- dijo emocionada y corriendo lo quito de la manija del armario y entró a este para ponérselo.
Terry dio un leve suspiro y sonrió, se sentó a los pies de aquella elegante cama de sábanas blancas y siguió contemplando aquella habitación.
Unas ligeras quejas se escucharon desde el armario...
-¿Candy estas bien?- dijo Terry arqueando ligeramente sus cejas.
-Si es solo que, Wooo- estaba diciendo Candy pero se oyó un ligero golpe.
-Oh Candy, voy a entrar si...- dijo Terry parándose de aquella cama y caminando hacia el armario. Algo nervioso abrió aquella puerta...
Se encontró con una avalancha de tela pero no lograba divisar a Candy, ¿dónde estaba?
-¿Candy, Candy, ¿dónde estás?- dijo Terry fingiendo un tono de preocupación exagerado...
-Aquí- dijo Candy alzando su brazo derecho ante la multitud de tela.
Terry rió ligeramente y rescató a su damisela.-Así que ya llegó esa huérfana- dijo una chica de cabellos algo anaranjados y con caireles en el.
-Deberíamos ir a ver si esta bien, no lo crees Eliza- dijo el chico que se encontraba a su lado.
-Concuerdo Neal, ahora venimos madre- dijo Eliza sujetando con fuerza a Neal.-Pero que es lo que hiciste Candy, Dios, los broches se atascaron- dijo Terry mirando con desconcierto aquel vestido.
A la par trataba de tranquilizar su corazón al ver la espalda de Candy de ese modo y estar tan cerca de su piel.
-Yo no hice nada simplemente me lo puse y luego...- decía Candy pero...
-Candy, Candy querida ¿cómo estás?-
Candy abrió con sorpresa sus ojos para después cerrarlos y suspirar con cansancio. Terry reconoció de inmediato, aquella voz era la de...Eliza...
-Pero Candy no te escondas no te haremos daño, verdad Neal...-decía Eliza con mucha seguridad en su voz.- Candy querida...acaso no me...¿Pero qué?...¡Terry!- dijo esta poniéndose pálida ante tal imagen...********************************************
Nuevo capítulo todos los domingos. :)
¡¿Cómo están?!, wow ya va a ser navidad, que rápido se fue el año, ¿no?
Bien hoy les traigo este capítulo sin duda fue un capítulo divertido de escribir e imaginar. Espero que lo disfruten.
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Los quiero mucho <3
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Olor a Narcisos
RomancePor mucho tiempo hemos hablado de ese misterioso hilo rojo que nos une con nuestra otra mitad, por más que se tense nunca se romperá... Esto es lo que me evocan estos personajes. Candy y Terry han sido un parteaguas para mi a la hora de ver el amor...