Narciso de pasión

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Ciudad en Illinois ( Puerto de Chicago)...

El viento era denso y frío, pero eso no impedía que nuestros protagonistas gozaran de un calor que los envolvía completamente.
Esas manos que los mantenían unidos a uno solo, y que los hacían sentir invencibles ante cualquier obstáculo que pudiera aparecer.

-Lejos de todo y de todos, así podremos vivir sin ningún inconveniente; sin el miedo de que alguien pueda separarnos... Quiero que Candy esté el resto de mi vida conmigo, y de eso no tengo dudas.- pensaba Terry para sus adentros mirando al horizonte mientras esperaban que el barco que los llevaría a su destino llegara.

Candy por su parte disfrutaba de la sensación de calidez, que la palma de Terry le provocaba, esta tenía una sonrisa que adornaba sus labios sutilmente.

A la lejanía se lograba escuchar el sonido de un barco acercándose al puerto. El tumulto de gente comenzaba a aparecer en el.
Así fue como ambos subieron a aquel barco...

Cierto recuerdo se les vino a la mente, aquel Año Nuevo en que ambos se conocieron hace ya unos ayeres atrás.
-Esto me hace acordar tanto a cuándo nos conocimos- dijo Candy, en un tono sumamente dulce ante tal recuerdo.
-Esa noche hacía frío como hoy... Pero lo único diferente es que ahora tengo un solecito a mi lado...- dijo este viendo el horizonte. Ambos estaban parados en la proa del barco.
-¿Una solecito?, ¿pero qué dices?- preguntó Candy indignada.
-Si aquel sol que es mi fuente de luz y alimento, la que me hace querer sonreírle a la vida sin más- dijo este mirándola desde arriba.
-Terry...- Candy no pudo decir más, sentía como una lágrima se escapaba de su cristalino ojo...
Terry con delicadeza limpio aquella lágrima con sus dedos.
-Candy, ahora estoy seguro, de que nadie nos separará. Y... quiero que estemos juntos para siempre...- le decía esté viéndola fijamente a los ojos.
Candy solo lo miraba prestándole suma atención a cada una de las palabras que salían de aquellos carnosos labios.
-Es por eso que...- dijo Terry mientras ponía sus rodillas ante el suelo. Candy abrió los ojos como platos- será que Terry..., no, no puede ser- pensaba.
- No tenía nada planeado pero..., creo que este es el momento indicado para hacerte este pregunta aún que no tenga ningún anillo para sellar este pacto...- dijo haciendo una pausa, mientras tenía la cabeza agachada, algo apenado podría decirse.
-Candy...¿quisieras...c-casarte conmigo?- dijo este sumamente nervioso mientras tomaba las manos de Candy sobre las suyas, ambas sudaban gotas gordas de sudor...
Candy no podía creerlo, un calor invadió sus mejillas y las lágrimas le impidieron la vista. No podía creer que después de tantas trabas el amor, su amor verdadero le estuviera haciendo tal proposición... -Siempre mantuve la esperanza Terry- pensó.
Esta se hincó para estar a la par de él, tomando entre sus manos las mejillas y chocando sus frentes contestó...
-Terry, no hay amor más puro y profundo como el que siento por ti, estoy segura que nunca podré sentir algo así por nadie más...- dijo haciendo una pausa mientras calmaba las fuertes palpitaciones que le impedían hablar con normalidad.- Y-Yo, acepto...casarme contigo Terry- dijo esta embozando una sonrisa que iluminó por completo el mundo de Terry haciéndole que sus ojos se convirtiera en nubes, que descargaban litros y litros de agua.
Este río sutilmente y abrazo a Candy entre sus brazos no quería soltarla nunca más...

-Vamos a nuestro camarote, hace mucho frío Terry, no quiero que nos resfriemos- le dijo Candy soltándose un tanto del abrazo para poder verlo a los ojos.
Este acarició con el pulgar los labios de Candy, viéndolos fijamente no dudó en besarlos...
Este abrió su boca ligeramente saboreando cada espacio de ellos. Candy le hizo segunda y ambos pudieron saborear ese líquido agridulce que tanto les gustaba...

Terry tomó entre sus brazos a Candy, cargándola. Estos llegaron a su camarote.
Nada lujoso, una cama matrimonial que a sus lados tenía unos taburetes, un espejo con su respectiva mesa y silla y un pequeño sillón.
Ambos miraron la habitación y después se miraron.
Sus ojos se conectaron haciéndolos sentir un cúmulo de emociones en el pecho...
Terry caminó lentamente hasta la cama, parecía que caminaba entre nubes, ya que sus pies se sentían tan ligeros...
Dejó a Candy tiernamente en la cama, este se acostó a un lado de ella observándola. Candy miraba hacia arriba, estaba tan nerviosa, sería la primera vez que pasaría una noche a solas con Terry.
Esta miró por fin a Terry, este tenía una amplia sonrisa que la enterneció...
Uniendo de nuevo sus labios cesando esa sed de deseo que los comía por dentro.
Sus lengua comenzaban a jugar entre sí, creando batallas que solo ellos podían disfrutar...
Terry bajaba con lentitud y cierto miedo su mano por el costado de Candy, sintiendo sus costillas y caderas, estas eran perfectas, tal y como las había imaginado.
Subía y bajaba, los besos no cesaban. Tocando con delicadeza las costillas de Candy llegó al inicio del seno de Candy, este estaba cubierto por aquella densa tela de aquel vestido dorado.
Candy se separó ligeramente de los labios de Terry al sentir sus dedos rozar aquella parte tan sensible...
-Solo déjate llevar- le dijo este rozando sus labios contra los de ella, uniéndolos de nuevo en un pasional beso.
Su mano cubrió por completo aquel pequeño y delicado postre que portan las mujeres, aquella cereza que tiene la fortuna de adornar este estaba sumamente rígido ante tanta excitación. Terry pudo sentir eso y una ráfaga de calor lo invadido.
Este la tomó por la espalda y la levantó, mirándola a los ojos empezó a desabrochar lentamente la cremallera del vestido de Candy. Candy lo miraba fuertemente, su respiración era constante y corta, su pecho no dejaba de expandirse sin cesar.
Los dedos de Terry tocando su piel desnuda la volvían loca...
Este acabó de una vez con aquel vestido, dejándolo caer al suelo de la habitación...
Candy ahora se encontraba con su camisón, encima un ajustado corset color beige que se adecuaba a su figura.
Terry la miraba, su respiración también se encontraba agitada, este empezó a desabrochar los botones de su camisa. Candy se acercó a el y puso sus manos sobre las de él.
-¿Por qué me estás quitando mi trabajo?- dijo está actuando como si estuviera molesta, y se dispuso a terminar con aquellos botones.
Se deshizo de aquella prenda tirándola al piso, esta dejó ver un marcado abdomen por parte del chico al igual que unos fuertes y musculosos brazos.
Terry tomó de nuevo a Candy de las costillas cargándola hasta la cama, mientras la besaba. Esta se agarraba fuertemente de la espalda de Terry, esta era ancha y fuerte.
Candy se volteó para que Terry pudiera acabar con aquel apretado corset que la tenía aprisionada...
Terry lo hacía con dulzura mientras dejaba besos en los hombros y espalda alta de Candy, que hacían que esta hiciera su cabeza hacia atrás.

Olor a Narcisos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora