Mi vida era simplemente perfecta, era feliz con música y un par de audífonos blancos que me brindaban paz haciéndome sentir pleno, pero nunca tomé en cuenta la posibilidad de que eso cambiara.
Tal vez nunca estuve destinado a cumplir mi sueño para s...
Un laberinto sin salida, por más que buscaba la manera de salir simplemente no la encontraba, no existía y nunca existió.
Así me sentía...
Agarré aquel objeto punzocortante y lo guardé en el bolso de mi sudadera para que nadie se diera cuenta, bajé por el ascensor sin levantar ninguna sospecha. Las puertas se abrieron al momento que el sensor me detectó y caminé hasta la parte trasera del edificio donde la curva para llegar al muelle se hizo presente, revisé que nadie me estuviera observando para nuevamente volver a caminar, llegando a mi destino.
El muelle.
Me quedé de pie observando el mar, al mismo tiempo oliendo y deleitándome con el característico aroma que desprende, además de la brisa fresca porque la temperatura había descendido en los últimos días, haciendo del clima uno más frío.
Sin piedad de mi misma volví a cortarme, esta vez más profundo, más doloroso, sin embargo ya no sentí dolor físico sino mental.
La sangre salía espesa y roja, esparciendo su olor a hierro por el ambiente, estaba apunto de volver a encajar la navaja cuando sentí un tacto que detuvo mis acciones.
—Deja de hacerlo —reconocería esa voz a miles de kilómetros de distancia.
Es obvio que Jin estaba detrás mío visualizando cada mínimo movimiento que hacía.
Me miraba sin expresión alguna, la distancia entre nosotros era poca, pero decente. Me sentí nerviosa ante su cercanía y soltó mi muñeca quitándome la navaja y observando mi brazo sangrar.
—Vamos, no debes estar aquí.
No le importó que la palma de su mano se empapara de sangre, me tomó del brazo hasta llegar al jardín del edificio y subir a su habitación donde sacó unas vendas con otros artículos médicos. Con mucho cuidado envolvió mi brazo herido.
Me sentí más tranquila ante sus toques que daba en mi brazo, me dedicaba a mirarlo, esta vez suavizando mi mirada para que no fuera tan penetrante. Él terminó de curar mi brazo y ambos conectamos miradas.
Un suspiro salió de mis labios.
Fue ahí cuando me di cuenta de muchas cosas.
Ya sabía porqué no me quería ir de aquí.
Por él.
Por Jin.
Por ese chico que padece de amusia.
Por ese chico que con solo conectar miradas me hace sentir bien.
¿Porqué me gusta Jin?
Por el simple hecho de ser Jin.
Él me dio la felicidad que faltaba en mi vida y por eso no me quería ir.
Pero no lo quería aceptar, no quería que el se diera cuenta porque, seamos realistas, la relación no iba a funcionar e íbamos a terminar los dos con una gran decepción amorosa, por consecuencia íbamos a terminar con un gran odio entre nosotros.
Formé una leve sonrisa y opté por romper el silencio, pero Jin fue más rápido y habló primero.
—No vuelvas a hacer eso.
Bajé mi cabeza centrando mi mirada en el piso que estaba perfectamente limpio, sentí su mano en mi espalda como un consuelo de su parte que me hacía sentir bien y para cambiar el tema de conversación mencioné el taller de pintura.
—¿No tienes que ir al taller de pintura?
—Son apenas las 4 de la tarde —señaló su reloj que estaba en su mesita de noche. Bueno, al menos intenté cambiar el rumbo de la plática—. Vamos juntos al taller de pintura. Puedes ir como espectador —propuso Jin.
—No.
—Sí, arréglate para ir, sólo tienes una hora.
Otro suspiro salió de mis labios.
—Está bien.
Pasó exactamente una hora cuando sin siquiera notarlo ya estaba con Jin en el onceavo piso y la clase había empezado. Me reí internamente al ceder ante sus peticiones, aunque quisiera negarlas era imposible y todo se debía a mis sentimientos por él.
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Está medio kks el capítulo xd El próximo será mejor, lo prometo ❤