—¿En qué piensas? —preguntó Emily mientras se sentaba a mi lado.—Nada importante.
Un silencio bastante cómodo, a mi parecer, se formó entre nosotros, he descubierto que me gusta el silencio cuando antes lo odiaba porque siempre estaba escuchando música, pero ahora amaba el silencio.
—Está abierto un taller de pintura —informó con una sonrisa.
Un taller de pintura, es muy interesante, ya que para nosotros los enfermos mentales había diferentes actividades para realizar en tiempos libre, pero yo prefería dormir, por eso nunca prestaba atención al muro donde se mostraban todas las novedades de la semana o incluso del mes.
No soy un buen dibujante porque siempre preferí la música antes que todo, sin embargo podía encontrar otro pasatiempo para invertir mi tiempo y hacer algo productivo para mantener mi mente y pensamientos ocupados en algo.
—¿Quieres inscribirte?
No podía responder a sus preguntas, mi cerebro estaba ocupado tratando de analizar si era bueno inscribirme en ese taller. Podría ser algo bueno para mí, así que porqué no darle una oportunidad a cosas nuevas.
—¿Dónde me registro?
Ella sonrió ampliamente y yo también lo hice. Tenía que encontrar otras cosas aparte de la música como pintar, dibujar, escribir, yo qué sé.
Me extendió su mano y con cuidado la tomé para levantarnos de la banca de piedra gris y emprender camino hacia la dirección general y hacer el registro.
Su tacto suave como la nieve aterciopelada que hay en invierno me hacía estremecer, dando por seguro que tenía sentimientos hacia ella. Emily caminaba un par de centímetros más adelante que yo, admirando su cabello que estaba más cuidado desde la primera que la vi cuando llegué al psiquiátrico. Y su color de piel pálido amarillento que combinaba perfectamente con el color de su pelo.
Llegando a la oficina que era muy simple y algo moderna con estanterías de vidrio reluciente y computadoras de última generación con decoración de cuadros abstractos e imágenes figurativas de paisajes. La dueña del psiquiátrico vestía un traje formal color rosa pastel y su cabello color café chocolate casi negro le combinaba muy bien. Sus accesorios de oro, los cuales eran no muy grandes sino guardando ese toque elegante en una mujer de edad madura.
—¿Kim Seokjin, cierto? —me preguntó la dueña apuntandome con su lápiz de carbón.
—Así es. Quiero inscribirme en el taller de pintura.
Emily sólo miraba la escena en una de las sillas en la parte de atrás de la oficina mientras que yo estaba de pie enfrente del escritorio con mi semblante neutro.
Con su grafito escribió mi nombre en una hoja cuadriculada donde estaban escritos más nombres en ella, me miró como si me estuviera analizando y reconociendo, no pude evitar sentir nervios.
—Necesito un par de datos personales de usted, por lo que se puede sentar e ir dictándome lo que le pida, por favor.
Me senté en la rígida silla nada cómoda de madera y empezó a preguntar mis datos personales como mi nombre, diagnóstico, piso de estancia, zona del edificio, nombre del psiquiatra que lleva mi control, horario por la tarde, etcétera.
Contesté todas sus preguntas hasta que me entregó una credencial con mi nombre y una de las fotos tamaño infantil de cuando me registraron en el psiquiátrico.
Oficialmente estaba escrito en el taller de pintura.
—El taller se va a llevar a cabo las tardes a las 5 en punto a partir de mañana en el onceavo piso, sección B18. Ahí es donde está nuestro salón de eventos y es donde empezarán las clases del taller de pintura.
—Muchas gracias.
Emily y yo salimos de la oficina rumbo a mi habitación, sabía que era algo peligroso que una chica del cuarto piso estuviera rondando en el segundo sin algún permiso o autorización, pero los guardias del piso siempre están comiendo, por lo que no hay vigilancia.
Llegamos a mi habitación en donde ella se sentó en el mueble que habilitaron recientemente y yo me recosté en mi cama con las sábanas impecables porque me encantaba limpiar mi cuarto para que se visualizara decente.
—Quiero ver cuál va a ser tu primera pintura —dijo Emily.
—El jardín, por supuesto. Esa será mi primera pintura.
—Ansío verla.
Tenía que aceptarlo, me sentía feliz al no sentirme inútil y poder hacer las cosas que me gustan.
OMG, OMG, OMG...
¡LLEGAMOS A LAS 100 LECTURAS!
Literalmente acabo de abrir la aplicación y me encuentro con el número 115 que son las lecturas que tiene la historia.
De verdad, muchas gracias por leerla, tal vez sea un número pequeño pero para mi es gigante.Muchas gracias <3
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A M U S I A ➳ Kim Seokjin ✔
Fiksi PenggemarMi vida era simplemente perfecta, era feliz con música y un par de audífonos blancos que me brindaban paz haciéndome sentir pleno, pero nunca tomé en cuenta la posibilidad de que eso cambiara. Tal vez nunca estuve destinado a cumplir mi sueño para s...