Ese mismo chico que había pasado una vida apartado de la sociedad con sólo dos audífonos en sus oídos y esa corriente eléctrica que iba desde su espina dorsal hasta la punta de sus pies, estaba colapsando. Él, Kim Seokjin ya no tenía control sobre su cuerpo, así que sintió aquel estruendoso impacto de éste formando el pasto coloreado de verde en un enorme charco de ese líquido viscoso y espeso, cuyo nombre es: sangre.
Jin estaba inconsciente en el suelo que cada vez adquiría un color rojo vivo a un rojo sangre y por último un rojo quemado. Esa tonalidad escalofriante que hacía tener esa sensibilidad a cualquier persona. En ese momento, su único pensamiento era la muerte, esa inestabilidad emocional que lo hacía dudar de su existencia mientras el dolor agudo y punzante se clavaba en su cabeza como espinas, espinas de unas rosas tan bellas que era imposible creer que tuvieran ese filo.
Escuchó algo a lo lejos, como si lo estuvieran llamando mas no comprendía qué decían esas personas, era un náufrago que vagaba sin poder escuchar absolutamente nada a su alrededor. Su vista era cubierta por una neblina que le impedía ver correctamente. Su perfecto, simétrico y suave rostro estaba lleno de cicatrices que sangraban abundantemente. Pero esa voz masculina estaba mucho más cerca de lo que pensaba, y esa vez era perteneciente a Lay.
Y no dudó en gritar a todo pulmón el llamado de emergencia.
—¡Código azul! ¡Código azul! —exclamaba repetidas veces hasta que los psiquiatras observaron aquel cuerpo empapado en sangre con moretones en su piel, su pelo alborotado y sus labios tan resecos. Ese era Jin.
Éste sintió una presión en su pecho, ya que el psiquiatra no dudó en proceder a realizar RCP para mantener su pulso que cada vez iba en descenso.
Lay, por su parte se fue con un pequeño y minúsculo remordimiento para encontrar a Emily, sabía que no iba a ser de mucha ayuda, pero él la iba a buscar de todas formas. Su habitación: ahí no estaba. El quinto piso: tampoco estaba. La habitación de Jin: de igual manera, seguía desaparecida. Así que, por primera vez en su vida pensó como una chica.
El baño.
Y volvió a pensar en cuál de todos los veintiocho baños del psiquiátrico estaba, fácil el del cuarto piso.
Corrió tan rápido que su respiración se descontrolaba, el sudor caía por la longitud de su mejilla propiciando un cansancio, que valió la pena porque ahí, viéndose al espejo estaba Emily.
—¡¿Dónde estabas?! —preguntó Lay desesperado con algo de enojo.
—¿Qué pasa? —cuestionó extrañada la chica, por las expresiones de Lay que reflejaban demasiada preocupación.
—Jin se está muriendo.
Emily estaba en una paz mental cuando esa noticia le cayó como un balde de agua fría, ni siquiera alcanzó a procesar las palabras cuando salió disparada de baño hacia el pasillo directo al elevador, estando al frente de éste se detuvo al no saber en qué habitación estaba Jin.
—¡¿Dónde está?!
—Habitación 103.
Sus pies caminaban por sí solos y le era imposible retener las lágrimas de preocupación que fueron quemando el borde de sus ojos hasta llegar a su mentón y de un manotazo las limpió como si fueran un molesto insecto rondando por su rostro. Ella no sabía qué iba a pasar con Jin, no sabía qué tan mal estaba para decir las palabras antes dichas por Lay.
«Jin se está muriendo».
Y no estaba preparada para lo peor.
Llegó a la habitación donde entró hecha una ráfaga, no tocó la puerta sólo la abrió de golpe y ahí estaba él. Ahí estaba a la persona que iluminó su vida en ese pasillo de soledad en el que estaba. Esa estrella que brillaba como ninguna otra, además de ser la primera en la que sus ojos se posan, ahora estaba apagando su brillo, éste se desvaneció casi por completo.
Su cabeza vendada llena de sangre al igual que su vestimenta, el contorno de sus ojos morados, labios resecos y su hermoso rostro sin color alguno, rodeado de médicos quienes hacían todo lo posible para salvarlo porque estaba casi al borde de la muerte.
—Señorita no puede estar aquí —dijo un médico al darse cuenta que Emily estaba observando todo.
—¿Qué le pasó a Jin? —preguntó la rubia atónita sin poder quitar su mirada de él.
—No estamos autorizados para dar información.
Literalmente le cerró la puerta en la cara casi golpeando su nariz, ella maldijo internamente por no recibir ningún tipo de información acerca del estado de Jin, que no era nada bueno. En esos pasillos llenos de dolor estaba la persona que había sido su nueva razón de vivir.
Y después de quince años...
El llanto y las lágrimas salieron de sus ojos como cascadas formando un río de dolor que no podía controlar, porque estaba viendo a la persona que se convirtió en su pilar, morir.
Lloraba tan fuerte que causaba lástima al verla, era una pobre alma que suplicaba ayuda silenciosamente, pero los médicos sólo estaban centrados en Jin sin importarles su alrededor. Se sentó en el frío suelo cubierto por el mosaico donde sintió el frío traspasar su dermis hasta calar en su columna. Su cara roja por el llanto observando con sus bonitos ojos aquella puerta que con sólo abrirla podía saber las condiciones de Jin.
Pero la pesadilla todavía no iba a terminar.
Que capítulo tan sad, el siguiente es el último, so, prepárense xdxd.
Ok, en un par de horas culmina un año tan diferente a los demás, doy gracias a la vida por permitirme vivir un año más. Pasaron diferentes cosas buenas, comencé a escribir y mi vida se volvió un poco más feliz.
Espero que la suya haya sido tan próspera y llena de felicidad <3
¡Feliz Año Nuevo! 🎉
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A M U S I A ➳ Kim Seokjin ✔
FanficMi vida era simplemente perfecta, era feliz con música y un par de audífonos blancos que me brindaban paz haciéndome sentir pleno, pero nunca tomé en cuenta la posibilidad de que eso cambiara. Tal vez nunca estuve destinado a cumplir mi sueño para s...