🎶 Capítulo 13 🎶

89 10 0
                                    

Me quedé platicando con Emily por un buen rato, ella es muy agradable a pesar de tener conductas suicidas aliadas a la depresión.

Era de esperarse que ella supiera todo de mí, pero algo que me sorprendió es que Lay es su amigo, han estado juntos desde hace un tiempo y se enteró de muchas cosas mías por medio de él.

Cada vez tenía más contacto con ella, cada vez podía saber más acerca de ella, cada vez podía saber más acerca de su vida, cada vez más podía saber que lo nuestro era imposible por sus simples descripciones que hacían volar mi mente.

Vivió en un mundo lleno de mentiras, sus padres jamás se interesaron por ella, por lo tanto ella adquirió ese fuerte carácter que la llevo a un vicio. No de alcohol o drogas sino al mundo suicida, donde las crisis existenciales eran a diario, por ende empezó a autolesionarse. Y yo, viví una vida normal, apartado de la sociedad que cada vez era más tóxica que el día anterior, mis padres siempre juntos y la convivencia familiar como una familia feliz era nuestra principal característica. Jamás sufrí como lo hizo ella, hasta que me detectaron la enfermedad que acabo con mi pasión, amusia.

Eso me contó Emily que últimamente nos hemos hecho muy cercanos, me contó muchas cosas de su vida y viceversa, que aprecio porque tuvo el valor de hablarme su vida privada.

Hoy en la noche vamos a ir al muelle, lugar que Emily me contó que es secreto y nadie sabe de su existencia. ¿Interesante no creen?

—Jin, ya es hora —dijo Emily entrando a mi habitación.

—Vamos —dije emocionado.

Me encanta la adrenalina de "hacer actos no permitidos en un psiquiátrico" son exactamente las 10:56 de la noche. A esta hora los guardias están al pendiente de los enfermos, pero nosotros tenemos un plan.

—Por ahí —señaló un estrecho pasillo por el que teníamos que pasar.

—No voy a entrar por ahí —afirmé.

—Vamos, le quitas lo divertido.

Sin dejarme responder, Emily me empujó dentro de aquel asqueroso pasillo lleno de polvo, suciedad y lodo, tendré una enfermedad mental, pero no me impide ser limpio y egocéntrico. Con cada paso que daba sentía como mis zapatos se ensuciaban de lodo, no sólo eso, yo soy muy alto y en algunas ocasiones mi cabeza chocaba con el techo de la zona.

—Gira a la derecha —dijo Emily.

—¿Cómo sabes por dónde ir? —pregunté con curiosidad.

—¿Cómo crees que me escape ese día?

Entonces recordé el primer día que llegué a este psiquiátrico, justo cuando me estaban registrando y a punto de entregarme las llaves de mi habitación, las puertas se abrieron y fue cuando por primera vez vi a Emily.

Por fin, a lo lejos pude ver una tenue luz, la salida. Rápidamente corrí hacia ella y me encontré con la parte trasera del psiquiátrico donde hay que rodear para llegar al muelle. Afortunadamente no son tantos kilómetros como pensé.

—Por allá —señaló una curva.

Caminamos por varios minutos en silencio y no lo podía creer, un hermoso muelle estaba frente a mis ojos.

—¿Aquí es? —pregunté sorprendido.

—Está en lo correcto, señor Kim Seok Jin —dijo divertida.

Empezamos a dar pasos por la estructura de madera hasta llegar al mar, no se veía profundo, más bien podías ver con la claridad el agua cristalina e incluso las piedras en el fondo de éste. Un lugar muy bonito que me hubiera gustado conocer antes.

Nos sentamos al borde de la estructura y el viento movía mis cabellos, el clima era frío entonces cerré mis ojos, disfrutando de aquel momento.

—¿Por qué tenemos que ser enfermos mentales? —pregunté.

—Se nota que la vida no nos quiere —contestó Emily un par de segundos después.

Abrí mis ojos para mirarla, su nariz recta haciendo del perfil de su cara uno simétrico que cualquiera quisiera admirar.

—Al menos, en tu tratamiento hay avances, en el mío no —soltó una risa nasal—. Nunca hubo mejoría y al parecer no la habrá.

Pasé mi brazo derecho por su espalda para de alguna manera hacerle saber que no está sola, que tiene a alguien en que puede confiar. Sé que se siente horrible el no tener a alguien con quien hablar tus problemas o con quien descargar tu tristeza, por eso decidí ser ese apoyo moral para Emily.

—Dime ¿por qué padeces de amusia? —cambió el tema de conversación.

—En pocas palabras es por herencia.

Hablábamos de todo y a la vez de nada, cosas triviales, cosas personales, cosas divertidas. La conversación fluía como si nos conociéramos de toda la vida y eso me hacía sentir querido, me hacía sentir que no estaba solo.

Hasta que toda mi inspiración se fue, cuando Emily me empujó al mar.

—¡Emily! —exclamé enojado.

Después de todo, la compañía es una de las cosas que hace falta en mi vida.

Después de todo, la compañía es una de las cosas que hace falta en mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A M U S I A ➳ Kim Seokjin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora