La escuela donde viví los mejores años de mi vida ahora estaba despidiéndome de ella como un simple suspiro, todo debido a mi trastorno musical.
El horario de clases había culminado, por lo que no había ningún estudiante, a excepción del personal de limpieza y uno que otro administrativo que rondaban la zona. A mi lado estaba mi madre que me agarraba del antebrazo, caminamos por el gran pasillo principal hasta llegar a la oficina del director.
Un pasillo estrecho con el azulejo en color azul muy tenue, pero hermoso y brillante que podías ver tu propio reflejo. Con valor, giré la perilla de la puerta después de tocarla y escuchar un "pase" como respuesta.
Ahí estaba el director, con su traje de vestir color café y su corbata con un nudo perfectamente hecho y su camisa blanca sin ni una arruga ni mancha, fue entonces cuando empecé a recordar la última vez que había estado aquí. No había pasado mucho tiempo de aquella inesperada propuesta que con gran felicidad acepté, que ahora la estaba rechazando con tanto dolor en mi corazón.
—Buenos días —saludó el director—. ¿Qué los trae por aquí?
Hizo un movimiento con su mano con el que indicó que nos sentáramos en esas sillas color negro de cuero, nos dejamos caer en éstas e inmediatamente los recuerdos llegaron a mi mente, pero no me iba a poner a llorar enfrente de una persona como el rector del Instituto.
—Bueno, le venimos a informar de una situación que se dio con Jin —habló mi mamá y baje la cabeza por el nerviosismo—. Hace unos días empezó a experimentar ruidos en el interior de su cabeza además de la dificultad para escribir canciones. Tuvo un ataque y lo llevamos al médico donde un psiquiatra dictaminó que padece de amusia, por lo tanto lo llevaremos a terapias en un internado para que se recupere de su condición emocional.
¡Dios!
Unas simples palabras como esas me hicieron sentir tan vulnerable, porque ahora ya no podría estudiar en una escuela, me sentí mal conmigo mismo, pero pensé: esta no es mi culpa, además de que las cosas no pasan porque sí y el tiempo resolverá mi cuestionamiento.
El director me miró con nostalgia, soy sincero nunca fui uno de los mejores alumnos, pero mis calificaciones eran bastante buenas, por lo que tenía algo de contacto con el director. Tenía una mirada que incitaba confianza, pero al mismo tiempo mucha tristeza.
—Quiero hablar con Jin —pidió—, a solas.
Mi mamá se levantó de su silla, hizo una reverencia y atravesó la gran puerta de madera oscura desapareciendo de mi vista. Centré mi atención en el director que no paraba de mirarme tratando de comprender mi situación emocional que claramente era un desastre.
Un desastre que me traería un beneficio.
—No te culpes, porque esto no es tu culpa ni la de nadie, quiero que cuando te recuperes vuelvas a cumplir tus metas de ser músico, de volverte a relacionar con la música ¿de acuerdo? —palmeó mi hombro y me sentí mucho más tranquilo—. Tendrás una nueva vida, nuevos amigos, descubrirás nuevos lugares, entre demasiadas cosas más, sin embargo cuando menos lo pienses ya estarás recuperado y produciendo canciones. No te desanimes, muchacho, tienes mucho futuro por delante que depende de ti.
El futuro depende de mí, eso suena muy agotador, aunque es un gran pensamiento para salir adelante -mentalmente hablando- y seguir viviendo como una persona normal sin ninguna capacidad diferente.
Empezaba a ver las cosas más positivas, más alegres, tal vez tendría nuevas oportunidades, tal vez mi miedo a conocer gente nueva se disipaba con el tiempo, tal vez la palabra "psiquiátrico" era muy aterradora para lo que en realidad es ese lugar.
Me retiré de ahí después de una gran y profunda plática que me sirvió para pensar positivamente, mi mamá estaba en la dirección general para darme de baja mientras que yo fui a la sala de ensayo, ahí era donde tocaba y componía ciertas canciones.
—¿Jin? —preguntó una voz masculina con un tono confundido.
Cerré la puerta blanca detrás mío, visualice el área y en esta se encontraban Hyuna y J-hope, los miré con mucha tristeza porque había conectado muy bien con ellos, pero ahora era momento de decir que me iba, tal vez para siempre...
—Hola —saludé con una leve sonrisa.
—¿Qué haces por aquí? No te vi en clases —comentó Hyuna dejando su guitarra en su estuche.
—Necesito hablar con ustedes —me acerqué a una silla y me senté sintiéndome el humano más miserable del mundo por dejarlos.
Tenía claro que no les iba a decir que me van a enviar a un psiquiátrico sino que voy a irme de la ciudad a causa de mis emociones que son un desastre y por eso tendré que dejar la banda.
Hyuna y J-hope se sentaron enfrente de mi, ella cruzó su pierna derecha encima de la izquierda y él apoyo sus codos en su rodillas, ambos mirándome fijamente indicando que comenzará a hablar.
—Me voy a retirar de la banda —solté, mientras cerraba mis ojos, pero estaba seguro de que su expresión fue de sorpresa—. Lo siento, debo hacerlo porque me iré de la ciudad por cuestiones personales, además de que mis emociones no son las mejores.
—¿Qué vamos a hacer sin ti? Todos te necesitamos
—Continúen sin mí, verán que ganarán el concurso y yo estaré muy orgulloso de ustedes —respondí con nostalgia.
—¿Estás seguro de tu decisión? —preguntó Hyuna.
—Sí.
Ella se levantó de su lugar y me abrazó, un abrazo cálido donde pude sentir su pequeño y delgado cuerpo contra el mío como si me estuviera diciendo "te vamos a extrañar" al poco tiempo J-hope se unió y esa sensación de tener amigos de verdad se hizo presente.
Eran mis amigos.
Tenía verdaderos amigos.
—Cuentas con nosotros para lo que necesites —comentó J-hope.
—Gracias.
No estaba listo para ir a un psiquiátrico, no estaba listo para perder a mis amigos, no estaba listo para tantos medicamentos que me van a suministrar, no estaba listo... para nada. Sin embargo, nunca pensé que mi ida al psiquiátrico sería más interesante de lo que pensé.
—Prometenos que vas a volver.
—Claro.
Todos entrelazados nuestros meñiques para sellar la promesa, soltamos unas risas y por primera vez en los últimos 2 o 3 días me sentí feliz. Ellos se preocupan por mí, ellos me cuidan, ellos me toleraron a pesar de que no soy sociable y muy tímido, ellos... me quieren.
—Me tengo que ir, gracias por todo.
Hice una reverencia, los abracé por última vez y sintiéndome vacío. Crucé la puerta hasta caminar por la acera hasta encontrarme con mi mamá que ya me estaba esperando en la puerta del coche, me subí en el asiento del copiloto. Quería que fuera bueno, que mi ida al psiquiátrico fuera buena. Mi mamá encendió motor y empezó a conducir tomando la autopista.
Era un nuevo comienzo.
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A M U S I A ➳ Kim Seokjin ✔
FanficMi vida era simplemente perfecta, era feliz con música y un par de audífonos blancos que me brindaban paz haciéndome sentir pleno, pero nunca tomé en cuenta la posibilidad de que eso cambiara. Tal vez nunca estuve destinado a cumplir mi sueño para s...