15. No salió como esperaba

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Noah emitió un quejido mientras bebía y tragó. 

Miré por sobre mi hombro con lentitud, como quien no quiere la cosa, pero las dos sabíamos que su respuesta era importante.

—¿Eso es lo que quieres? —preguntó con el vaso entre sus manos.

Separé los labios sin saber qué responder.

Estaba esperando que ella decidiera qué éramos. Dijera que sí o que no, yo le habría respondido que estaba bien y entonces ya me habría sacado una duda de encima.

¿Pero qué era lo que yo quería? Ella no podía delegarme esa responsabilidad ¿Qué si decía que quería ser su novia y luego no congeniábamos bien como pareja? ¿O y si yo prefería que no lo fuéramos y arruinaba la única oportunidad de estar con ella?

Dejé las manos sobre la mesada y suspiré. Mi cabello corto y rubio se escapó de detrás de mi oreja y lo acomodé sin mirarla.

—Sé que quiero estar contigo —murmuré—. Que se siente bien. Y sé que quiero que seamos sólo nosotras.

Quería dejarlo claro.

Una de mis principales preocupaciones era dar demasiadas vueltas y que ella comenzara a ver a alguien más. No sabía si eso sonaba paranoico o controlador. No me importaba si lo llamaba noviazgo o lo que fuera mientras para ambas fuera un "nosotras" y nadie más.

—Es una mala idea.

Mi corazón abandonó mi pecho. Sentí el calor escaparse de mi rostro y la miré anonadada. Ella me arrugaba la frente y negaba.

—¿Por qué? —pregunté con desconcierto. Esta vez giré todo el cuerpo para poder verla—. ¿Estoy pidiendo mucho?

No lo estaba.

¿O si lo estaba?

—Sí, pero no para mí. —Noah dejó el vaso en la encimera y me miró—. Sino para ti.

—¿Disculpa?

Ella estaba muy cerca y eso me puso nerviosa, pero no en una buena manera.

Me puso nerviosa en la manera en la que lo hacían las profesoras cuando me increpaban por los apuntes que no había tomado o las respuestas del examen que había copiado.

Ella me hizo dudar.

—No lo sé, Andy ¿De verdad quieres que seamos novias?

—No lo sé. Yo...

—¿O sólo quieres que te espere en silencio mientras te decides sobre lo que quieres?

Eso por alguna razón me supo a insulto. No tenía idea de en qué momento esto se había vuelto un "ataquemos a Andy" pero no me estaba gustando. En especial porque no había dicho o hecho nada malo ahora.

Fijé mis ojos en los suyos con desafío.

—Yo sé lo que quiero.

Ella dio un paso hacia mí, pero yo no retrocedí.

—¿Quieres que seamos novias?

—Sí.

—¿Quieres que vaya ahora al cuarto de mi madre y le diga que estamos saliendo? —Me empujó con suavidad—. ¿Quieres que te bese en la escuela cada vez que te vea? ¿Que todos sepan que estás conmigo? ¿Que sepan lo que eres, lo que te gusta?

—¿¡Por qué todo tiene que ser un extremo u otro para ti!? —susurré con exasperación.

—¡Porque no quiero que me escondas! —confesó—. No quiero que me ignores siempre que hay gente en el cuarto y luego coquetees con Charlie en mi cara como has hecho hoy y en tu cumpleaños.

¿Escuchas Girl in Red? | YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora