23. Ay, atrapadaaaa

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—¿Saber qué, exactamente? —preguntó Jade con interés desde su lugar en la cama.

Bajé la cabeza para verlo un momento antes de prestarle atención a Alana. Ella dio un paso hacia adentro, pero se tuvo que aferrar al marco de la puerta para no caerse.

—Bueno...

—Ellos ya lo saben.

Los cuatro dimos un respingo cuando Noah apareció detrás de ella. Se coló por debajo del brazo de la rubia y se paró frente a Alana para empujarla con suavidad hacia atrás.

—Estás manchando todo el suelo del cuarto —la regañó y se volteó para vernos por sobre su hombro con las manos sobre su falda larga. Se veía algo apenada—. Lo siento —dijo—. Se acaba de enterar del chisme de Tania y creo que se ha emocionado un poco.

Jade se sentó sobre la cama e hizo amague de decir algo, o quizá tuvo la intención se acercarse hacia ellas, pero entonces la rubia se cubrió la boca con la mano.

—Voy a vomitar.

—Dios mio —Noah nos miró horrorizada y se apresuró a empujar a Alana fuera del cuarto—. ¡Vamos al baño! Aguanta un poco.

Y, tan rápido como llegaron, se marcharon.

Charlie se acercó a la puerta para espiar a las chicas durante un momento y Jade la siguió con más lentitud. Se veían como una pareja chismosa.

—Sospechoso —murmuró Jade, mitad borracho, y luego dijo algo que no logré escuchar.

Pero por la manera en la que Charlie le dio un codazo para hacerlo callar debió de haber sido desagradable.

Estuve a punto de pedirle que se repitiera cuando ella cerró la puerta y alzó una ceja con curiosidad.

—¿De qué chisme de Tania está hablando?

—Ah. —Me senté en la cama con pesadez y los miré. Jade no me estaba prestando más que la mínima atención, y sabía que era porque aún seguía sin dirigirme la palabra—. Noah cree que Tania está obsesionada con Katherine y por eso le juega bromas y la molesta.

—Pues qué manera extraña de llamar la atención de alguien —Jade arrugó la frente.

—Mira quien habla —me burlé.

Él me entrecerró los ojos, pero no agregó nada más.

—¿Esto es cosa del deporte? —preguntó Charlotte para cortar el ambiente tenso entre nosotros. Quizá había sido una mala idea cerrar la puerta con nosotros dos adentro y borrachos—. ¿Ser gay?

—No sé, pregúntale a Jade.

—Bueno, ya —Rodó los ojos como si estuviera harto y se apoyó contra la puerta—. ¿Por qué eres tan pesada conmigo? ¿Qué te pasa?

—¿Que qué me pasa? —reaccioné. No era muy difícil provocarme. Di un paso hacia él—. Que me has estado ignorando toda la semana sin razón alguna y no entiendo qué te he hecho. ¿Simplemente un día te pareció buena idea aplicarme la ley del hielo o qué?

—"Sin rizin ilgini" —se burló—. Como si no hubieras hecho nada malo. Menuda hipócrita.

—¿Pero qué te he hecho?

—Me gustaría que dejaran de discutir, para que podamos centrarnos en lo que de verdad importa. —Charlie se colocó entre ambos—: Yo. He estado pensando últimamente...

—¿Es cierto lo que dijo Charlie? —interrumpí—. Que estás enojado porque crees que yo invité a su novio al concierto. Lo que, en primer lugar, es estúpido. Yo nunca haría eso. Y, en segundo ¿Qué tanto te importa lo que le pasa a Charlie?

¿Escuchas Girl in Red? | YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora