Capítulo dieciocho.

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CODY NEILL.

     Alina se endereza hacia mi, esperando una respuesta de mi parte. Sus ojos van de un lado hacia el otro, mirando ambos ojos que también la miran a ella. Me siento incapaz de mover un músculo, mucho menos de decir algo. La rabia y el miedo me han dejado inquieto, pero sus palabras me han terminado de petrificar.

     Nunca tuve la oportunidad de hablar con Bell respecto a Norris, porque simplemente ha decidido no contarme su amorío hasta que formalizaron. Pero a Alina si le he contado y eso me deja más tranquilo. De igual manera, todavía tengo miedo.

     Caigo en cuenta de que me estoy hundiendo en mis pensamientos cuando, al volver a concentrarme en esos ojos avellana, estos comienzan a apartarse.

     Llevo mis manos a su rostro y de un momento a otro, la valentía me hace hacer lo que nunca me había animado. Acorto la distancia entre ambos, entrelazando ambas bocas como si fueran dos piezas de puzle. No tardó en corresponderme el beso y por lo contrario, una de sus manos fue a parar directo en mi nuca, atrayéndome aún más. Es imposible no disfrutar de esto. Sus labios se mueven con los míos con perfecta coordinación, y en un momento, muerde mi labio inferior antes de separase.

     Definitivamente, besarle es lo que necesitaba hacer. Dentro de mi, no solo sentí una explosión al momento de tener sus labios encima de los míos, también la siento ahora, que solo mantengo mis ojos en los suyos.

—Pensé que tendría que hacerlo yo —sonríe, dejando sus labios rojizos e hinchados estirados. Yo también lo hago, porque además de ser un momento que lo amerita, realmente me ha hecho gracia.

—Yo también pensé que tendrías que hacerlo —suelta una risa, volviendo a besarme. Aunque con más delicadeza y menos tiempo que la primera vez.

     Tomamos un poco de distancia en lo que mi celular suena.

—Mi madre quiere ir a merendar. ¿Quieres venir? —Pregunto, con entusiasmo. Todo lo que está pasando, me da ilusión. Y además, todavía quiero quedarme en su boca durante mucho más tiempo.

—Si no es molestia, me encantaría —sus ojos se achinan al sonreír.

     Termino de enviar el mensaje cuando, al salir a la casilla, encuentro una nueva fotografía en el perfil de Bell. Está ella sola, sentada en la playa con su cabello despeinado gracias al viento. Recuerdo cuando la tomó, Tyler y yo estábamos haciendo aire detrás de su móvil para que el viento le de con más fuerza.

     Miro a Alina. Está distraída mirando su móvil y suelto un suspiro en lo que voy hacia ella para abrazarla. Sentir su risa contra mi pecho me hace abrazarla aún con más intensidad. No sé si lo que estoy haciendo es lo correcto, pero pasé mucho tiempo pensando en hacer lo correcto y al final, no pude hacer nada. Esta vez, sea incorrecto o correcto, quiero hacer lo que quiero. Y en este momento, lo que quiero hacer está con Alina, no con Bell.

—Voy por agua, ¿quieres? —Pregunto, ya alejándome. Escucho un "no" desde la sala en lo que entro hacia la cocina.

     Saco de la nevera la jarra con agua fría. Y en lo que bajo el vaso, miro. Sabía que Alina tuvo poder sobre mí, pero no sabía que tanto.

     Trago el agua con dificultad, sintiéndome avergonzado y nervioso. Mis pantalones color negro no ayudan en nada a la situación, de lo contrario, hace que la erección se note aún más.

     ¡No puede ser!

     Cuanto más pienso en ella y más quiero ocultarla, menor es el logro. Necesito ir al baño, pero para pasar al baño debo pasar por delante de Alina y se dará cuenta al instante. No tengo manera de ocultarlo y no quiero que piense que solo la traje para eso ¡porque no es así!

10 razones, Bell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora