Capítulo veintiséis.

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CODY NEILL.

     Han pasado dos días y yo aún sigo tirado en la cama, sin ganas de hacer nada. He faltado al instituto, porque no creo ser capaz de poder ver la cara de ambas en aquel lugar. Me permití llorar, con una mezcla de tristeza y rabia. Hay mucha confusión dentro de mi cabeza y necesito despejarla, pero cada que pienso en alguna de ellas termino sintiéndome fatal.

     Mis padres han estado conmigo, escuchándome y alentándome a que me atreva a enviar un mensaje. Sin embargo, no soy capaz de hablarle a ninguna de las dos. Sería egoísta pensar que soy la única persona que la está pasando mal, pues los tres estamos atravesando días difíciles. Porque es una especie de triangulo amoroso indirecto.

     Me siento mal por Alina. Detesto que piense que le he mentido. De hecho, quisiera explicarle que es la persona que más quiero en este momento, luego de mis padres. Pero también sé que no creerme es una posibilidad que no puedo juzgar. Después de todo, no le he dicho la verdad.

     Por otro lado, también pienso en la otra chica que ocupa mi mente. Recordar como he gritado en su cara que no siento nada por ella y sus ojos desilusionados ante mi respuesta, es tan doloroso como un golpe de Norris.

     Con tiempo para pensar, creo que he sido muy duro. Ella no tiene la culpa de no haberse dado cuenta de que realmente, era la primer persona a la que mis ojos querían ver. Nunca fui capaz de decir nada, ni siquiera la más mínima indirecta. Hubiera sido extraño que se diera cuenta de mis sentimientos por si sola. Así que gracias a eso, mi enojo comenzó a cesar.

     He caminado por todos lados, intentando despejar mi mente. También he inventado tener gripe para no tener que ir al instituto, aún no le he comentado nada a Tyler sobre esto. Creo que primero tengo que poder explicarlo sin que mis ojos se llenen de lágrimas. Me lleno de frustración saber que puedo llegar a perder a Alina.

      Algo que me he dado cuenta esos dos días, es que aunque quiera retener a todas las personas cerca de mi, terminarán alejándose si la vida lo quiere así. Quisiera poder conservar a Bell, Tyler y Alina en mi vida. Pero sé que luego de esto, alguna de las dos dejará de formar parte de mi círculo. Es horrible decirlo y es horrible tener que tomar una decisión, pero actualmente debo luchar por retener a una persona en especial. Y esa persona es Alina.

     Con el móvil en mis manos, envío un mensaje a Tyler. Confirma que luego del instituto vendrá. Creo que debo preparar palomitas para todas las cosas que debo contar.



Tyler toma agua, analizando la cantidad de información que le he brindado. No es un buen día para seguir reclamándome cosas, pero me regaño por haberme alejado de él. Porque entiendo que he sido yo quien poco a poco me desvinculé de mi mejor amigo. Es un poco difícil ser consciente de esto, pero uno tiene que tener la capacidad de admitir que es él quién da un paso al costado.

     Suelta un suspiro, como si le hubiera pasado mi mismo peso hacia él. Pero no logro sentirme mejor, de hecho, creo que me siento un poco peor. Ahora mi amigo y yo estamos recostados en el sofá, mirando un punto fijo de la casa, haciendo total silencio. Cada uno está perdido en su mente, analizando cual sería la acción correcta para mi.

—Creo que antes de accionar, debemos ser sinceros —interrumpe dicho silencio—. Debes plantear ambos sentimientos y ver cual de los dos es más fuerte.

—¿Entre Alina y Bell? Es como hacer una comparación, no quiero hacer eso —se encoje de hombros.

—No estás comparando, estás analizando. Perfectamente puedes quedarte aquí sin hacer nada, porque con el tiempo lograrás olvidar ambas heridas. Pero creo que es mejor que me mires y me digas qué sientes por cada una.

10 razones, Bell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora