Capítulo diez.

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CODY NEILL.

De: oCulto09
Para: Murphy.Bell
Asunto: Tercera razón.

Eres aquel monumento que tus ojos deben admirar. Aquella hermosura que tus mente no pueda dejar de observar y el amor más grande que tú misma te puedes brindar.

Y una vez implementado, mereces a tu lado a alguien que te mire con anhelo y cariño. Esa persona que sus ojos buscan sin necesidad de pensar.

Tercera razón, Bell. No te presta atención.

     Mis ojos se desplazan por la pantalla de su móvil, leyendo con atención aquellas sabias palabras que yo mismo fui capaz de escribir esa noche fría.

     Observo que en la sala, no hay nadie más que yo. Me ha dejado solo mientras leía el correo, para ir en busca a mi libro de geografía.

     Luce un pijama verde adornado con pequeñas donas rosas. También unas pantuflas color rojo y su cabello amarrado en una coleta, luciendo casi reventado.

     Es por la mañana, Bell me ha avisado que podía pasar por el libro a esta hora, puesto que en la tarde se reuniría con Norris para estudiar. La vi algo pálida, pero su respuesta fue que anoche se quedó hasta tarde despierta. Básicamente, culpó a la falta de sueño por su estado, aunque comienzo a pensar que sus sentimientos y emociones están haciendo estragos en ella.

—Es un poco romántico —le devuelvo el móvil, en lo que tomo mi libro.

     Con una mano rasca su cabeza, apoyándose en el respaldo del lindo sofá color beige que reina la sala. En uno de sus almohadones, hay una mancha color marrón oscuro. Una vez, cuando Tyler y yo éramos bienvenidos, nuestro amigo se sirvió un vaso de Coca-Cola, pero el muy torpe tropezó y aquél liquito oscuro quedó vertido sobre el pobre almohadón. Intentaron quitarla de muchas maneras, pero si bien no está igual de oscura que antes, la sombra sigue estando.

—Ese mail es muy lindo —contesta, mirando la pantalla de su móvil. Observo sus gestos, así cómo también observo el tono de su voz. Más bajo y suave de lo normal, con una tranquilidad extraña.

—¿Te parece lindo? —De repente, una pizca de emoción aparece.

—Lo leí anoche —sube la vista, regalándome esa sonrisa que tanto me encanta, solo que esta vez no fue lo suficientemente real como para causar el mismo afecto que tenía antes en mí—. No me estaba sintiendo muy bien... estaba un poco sensible. Leerla fue como si tuviera a alguien a mí lado consolándome.

—¿Consolándote?

—Yo también siento la lejanía, Cody —sonríe sin ganas mientras deja el móvil en el sofá—. Y te mentiría si no admitiera que me he sentido un poco sola. Pero como dije antes, ese mail llegó en el momento indicado. Sentí compañía, igual a la que tú me dabas antes.

—A la que yo te doy —corrijo, chocando miradas—. A la que yo te doy, Bell.

—No tengo idea quién es el anónimo, pero ya no me está resultando tan fastidioso como antes.

     Sonrío con ganas, recordando inmediatamente que ella no sabe que soy yo. Quito aquella expresión llamativa en lo que mi celular vibra. Alina me ha dicho que ya está lista, ya que la cena de ayer con mis padres, la pasamos para hoy.

—¿Todo bien? —Subo la mirada.

—Sí, ¿por qué preguntas?

—Estás tecleando con mucha emoción —ríe.

10 razones, Bell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora