Capítulo cinco.

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CODY NEILL.

—¿Entonces tienes tres hermanos mayores? —Trago saliva.

     Dos días, son los que llevamos hablando Alina y yo. Hoy, luego del horario de clase, decidimos venir al parque cerca del instituto. Este lugar es catalogado como la plaza date, ya que es uno de lugares más testigos de primeras citas y/o noviazgos.

—Mauri y Froy son gemelos. Tienen cinco años más que yo —toma asiento en una banca de madera—. Y luego está Ricky, que es el mayor de los tres.

     Cuando Tyler y ella se conocieron, tomó un segundo para que mi amigo comenzara a preguntarme sobre Alina. Creo que él está más apurado que yo en cuanto a mis relaciones y se entusiasma hasta por demás cuando ve que tengo una oportunidad, porque, la verdad, es que no les pongo mucho empeño.

     Siempre he tenido problemas para coquetear y dudo que en algún punto de mi vida eso cambie. Pese a que lo deseo muchas veces.

     De igual manera, no pasa muy seguido. No me destaco por ser uno de los chicos que más llame la atención en el instituto, porque yo mismo me he encargado de ello. No hablo mucho, no exagero mucho y me mantengo alejado de los rumores tontos. La única persona que me interesa desde hace mucho tiempo, es la misma que hace dos días continúa dejándome en visto. Que, por cierto, hablé con Tyler sobre ello y al parecer a él tampoco le ha enviado mensajes, aunque comienza a sentir un tanto de indiferencia.

     Lamentablemente y aunque cueste, creo que tiene razón. Sin embargo, para mi es muy importante como para abandonar la situación así de fácil. Sí, me ha molestado e incluso me lo he cuestionado cuando Tyler lo soltó, pero me siento incapaz de dejarla sola.

Sé que en algún momento va a necesitarme y como siempre, la esperaré con los brazos abiertos.

     Es poco el tiempo en que llevo hablando con esta chica, Alina. Me cae muy bien, por no decir demasiado. Muy simpática, divertida y extrovertida. Un tanto diferente a mí, sobre todo por su actitud, pero no me siento incómodo de estar con ella. Alcanzo a captar sus indirectas de vez en cuando, pero prefiero dejar pasar algunas de ellas.

—Debe ser divertido tener hermanos, yo siempre he querido tener alguno —hablo, al mismo tiempo en que saco el móvil de mi bolsillo. Bell me ha enviado un mensaje.

—Es divertido hacerlos enojar. —Escucho que habla, pero no presto tanta atención—. ¿Está todo bien?

—Oh, sí. Si... solo, Tyler me envió un mensaje. Lo siento —guardo el móvil—. Parece un poco importante, creo que debo ir a casa.

—Entiendo... no te preocupes. Ve —vuelve a mostrarme esa sonrisa dónde parece que todo en el mundo está bien.

—Te llevo —señalo la motocicleta.

—No, tranquilo. Iré caminando, de paso sirve para que conozca un poco la zona.

     Elevo una ceja. Espero no haber parecido grosero.

—Vamos, no me molesta hacerlo. De verdad —insisto. Hace un silencio pensativo, lo cual me pone un tanto inquieto.

—Bueno, está bien.

     Desde el primer momento en que Alina subió a mi motocicleta, lo cual fue el primer día que la conocí, posó sus brazos al rededor de mi cintura. Me llevó mucho tiempo convencer a Bell que lo hiciera, hasta que un día casi resbalo en la lluvia y desde ese entonces, siempre se cuelga de mí como si fuera un koala en su rama.

     Me agrada no tener que esforzarme por que las cosas salgan bien, con Alina todo parece muy natural y me he dado cuenta de ello en poco tiempo de haberla conocido.

10 razones, Bell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora