Capítulo 17.- P622

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—¡Ese infeliz de nuevo! 

La voz exaltada de Jimin hizo girar la cabeza de Hoseok.

—¡¿Qué sucede?! ¡¿Qué ocurre?!  

—¡Ese maldito estuvo allí! —Jimin no podía creer lo que sus ojos le mostraban. Por la impresión por poco y tira el teclado al piso.

—¡Oye, oye! ¡Tranquilízate! ¿De qué hablas? 

—¡Fíjate bien en la pantalla! ¡Allí está Ivanov! ¡Mira! —Jimin tomó el ratón de la computadora y regreso los escasos diez segundos de la grabación —¡Allí está! —Desesperado, señaló al lugar donde había visto al tipo que él mismo asesinó; sin embargo, al mostrarla...

—¿Dónde está? ¿En qué parte? —Por más que abría sus ojos, éste no veía absolutamente nada... Y Jimin tampoco.

—No... —Un sentimiento de desasosiego invadió su ser —No... ¡No! ¡No! ¡¿Qué mierda...?! 

El Teniente regresó la grabación unas cinco o seis veces, pero no volvió a ver nada extraño en aquel punto, donde había visto a un muerto saludarle sonriente con la mano.

—Amigo, ¿Realmente estás bien? —Más que preocupado, Hoseok estaba asustado. Su amigo le estaba poniendo los pelos de punta con esa historia de Ivanov —Jimin, allí no hay nadie... 

—¡No! ¡Te juro que yo lo vi! ¡No estoy loco! ¡Yo sé lo que vi! —Tan frustrado de parecer un complemento psicótico que en un arranque de exasperación se paró de la silla y la aventó directo al piso.

—¡Cálmate! ¡Debe de haber una explicación lógica! 

—¡Ese puto infeliz aún después de muerto está jodiéndome la vida!  

Como si le hubiesen susurrado al oído, la memoria de Jimin regresó a aquel día donde claramente vio la misma imagen de Ivanov afuera de la tienda de novias... y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.

—¡Ae Rin! —Antes de que pudiera reaccionar, su cuerpo ya tomaba camino afuera de aquella oficina.

—¡Espera! —Hoseok salió corriendo tras él, pero Park corría demasiado rápido y en un pestañeo ya estaban montados en el auto —¡¿A dónde vamos?! 

—Ae Rin está en peligro... Ivanov... fue el responsable de la colisión del tren, ¡¿Es que acaso no te das cuenta?! —Como bólido, encendió el auto y no tardaron en viajar tan rápido como el coche lo permitía.

—¿Qué tiene que ver esa chica con todo esto? —Para Hoseok todo era un caos y no entendía absolutamente nada.

—¿Cómo puede ser que yo sea el único que vea a ese bastardo? —Park preguntó en voz alta pero no obtuvo respuesta de su copiloto. Él prosiguió —Porque yo fui quien lo mató Hoseok. Yo lo maté y ahora se está vengando.

—Sabes que cualquier otra persona que te llegue a escuchar pensara que te volviste completamente loco, ¿Verdad? Un muerto no puede regresar y menos a hacerle la vida imposible a un ser humano.

—No, es cierto lo que digo. Algo en el fondo me dice que tengo que ir a ver a Ae Rin. Ella podría estar en peligro por mi culpa, al igual que lo estuvo Krystal... —Un silencio incómodo llenó el auto por un momento —Yo fui el culpable de su muerte. 

—Eso fue un accidente, Jimin. No tienes que culparte. 

—¡No! —Park interrumpió a su amigo con voz fuerte y firme —Lo que ocurrió no fue un simple accidente y lo podré confirmar cuando esté con ella. Aún no me queda claro que fue lo que ese tal Seokjin le entregó a Krystal en el tren —Su mirada no se movía ni una milésima de las calles abarrotadas de Seúl —Ella podrá tener información que nos sirva.

En escasos minutos llegaron al apartamento de Ae Rin.

—No crees... ¿Que aún se encuentre mal por lo de su prometido? Digo, iremos a hacerle preguntas sobre la muerte de la persona que amaba. Yo lo veo un poco fuera de lugar ahora —Ambos subían las escaleras del complejo de apartamentos arrastrando los pies.

—Es un momento crucial. Si no lo hacemos hoy... yo podría volverme loco.

Hope continuo pensando que era mala idea hasta que llegaron a su destino y Park tocó el timbre del apartamento, pero no recibieron respuesta alguna desde dentro. Jimin insistió un par de  veces pero seguía sin abrirse la puerta.

—Tal vez salió —Hoseok por dentro se sintió agradecido por un segundo, pero maldijo para sus adentros cuando la puerta por fin se abrió un par de centímetros.

—¿Quién es? -—La voz proveniente del interior era pastosa y débil. 

Jimin, preocupado, se acercó a esa pequeña abertura para verificar de quién se trataba.

—¿Ae Rin? —Sí, esos ojos que lo veían eran sin duda de la chica.

—¿Park? —Ae Rin, en cuanto vio a Jimin abrió la puerta de par en par y lo abrazó fuertemente —¡Jimin!  

El Teniente se quedó petrificado en su sitio, pero no tardó en responder al abrazo de la chica, la cual lloraba con tanta tristeza que le fue incómodo no soltar el llanto junto a ella.

—Ya estoy aquí, pequeña. No pasara nada.  

—Él... Él... murió Jimin... mi querido Jinnnie... está... —Las palabras salían entrecortadas y con mucho trabajo eran entendibles.

—Lo sé. Estoy al tanto de todo, cariño. Entiendo por lo que estás pasando. 

Al oírlo, Ae Rin se alejó un poco para verlo por primera vez a los ojos. Los dos tenían cansancio en sus rostros, pero era evidente que ambos no tenían otro sentimiento de vacío y tristeza.

—¿P-Por qué lo dices? 

—Perdón por hacerte esto en estos momentos pequeña... pero necesitamos hablar contigo —La chica cayó en cuenta que Jimin no estaba solo.

—Señorita Choi, lamento mucho su reciente perdida, pero el Teniente Park y yo queremos hacerle un par de preguntas —Ella saludó a Hoseok y él en silencio se inclinó un poco.

—¿Pre-preguntas? ¿Sobre qué? —Nuevamente los ojos de ella se cristalizaron pero evitó el soltarse a llorar.

—En ese tren... —Las palabras se agolpaban en la garganta de Jimin y le era difícil hablar con claridad —Mi esposa... murió también en ese tren —Ae Rin abrió tanto los ojos que estuvieron a punto de salirse de sus órbitas.

—Es una broma, ¿Verdad? —Ella no pudo ocultar su asombro creyendo que Jimin estaba bromeando con su delicado y frágil corazón.

—No, lamentablemente no lo es. ¿Lo peor? Es que la última persona que vio viva a mi esposa... Fue tu prometido, Ae Rin.

La poca cordura que le quedaba a la chica se fue a la basura en cuanto escuchó aquello. Si Jimin no la sostiene hubiese caído de bruces contra el frío suelo.

¿Qué carajo había pasado en ese tren?


¿Qué carajo había pasado en ese tren?

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SNIPER - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora