Capítulo 09.- SRM

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—Puedes elegir lo que quieras pequeña.

A simple vista, Jimin se veía bastante feliz de tener a Ae Rin frente a él. Por fin podía apreciarla a detalle. A pesar de los años, ella no había cambiado en lo absoluto, seguía siendo tan bella como aquel primer día.

—Solo dime qué es lo que quieres y terminemos con esto de una buena vez —El semblante de fastidio en ella no podía ocultarse con nada.

—Primero comamos y después hablemos —Park deseaba ocupar los cuarenta minutos que le restaban hasta el final. De mala gana, Ae Rin suspiró y revisó la carta.

Al poco rato, entre un silencio incómodo, su comida por fin llegó. Ambos comenzaron a comer: él lleno de ilusión por el momento y ella... pasando cada bocado con dificultad.

—¿Por qué te mudaste de Seúl? —Jimin no planeaba echar a perder el momento, así que inició la conversación con algo que le daba curiosidad.

—No te incumbe —Dijo ella mientras cortaba un trozo de carne y desviaba la mirada.

—¿Tu padre tuvo algo que ver? ¿Te hizo daño? —Tal y como su memoria lo recordaba, las veces que Ae Rin mencionaba a su padre lo hacía con miedo. Él le pegaba siempre que estaba ebrio y Jimin, mientras era su novio, nunca pudo hacer nada al respecto.

—No digas idioteces —Por segunda vez, su respuesta fue escueta y sin mostrar sentimiento alguno.

El Teniente Park se ponía cada vez más ansioso al no encontrar algo agradable qué preguntar.

 Hasta que...

—Me gusta que te hayas independizado. Una agencia de bienes raíces... Vaya, me agrada. Seguro eres una jefa estupenda. ¿Hace cuanto que la colocaste? —Ae Rin sonrió un poco y Jimin supo que le había dado al blanco.

A las chicas siempre les gustaba que las halagaran. Un punto a favor con eso de ser mujeriego.

—Hace casi dos años —Por las comisuras se podía notar una leve sonrisa.

—¡Qué bien! Siempre pasaba por estos rumbos pero en la vida imagine que estuvieras tan cerca —La zona de Gangnam era muy grande y concurrida. Era lógico que no lo viera antes.

—Supongo que aún sigues siendo tan distraído como antes —Mencionó su acompañante recobrando su postura rígida y desinteresada.

—Sí, aún lo soy —No pudo evitar la timidez por el comentario —Por cierto... —Cambió rápidamente de tema —Puedo preguntar... ¿Por qué estabas en esa cafetería aquel día? —De inmediato, la chica soltó los cubiertos y sus manos comenzaron a temblar —Lo siento... Solo que... 

—Yo... —Los hermosos orbes que Jimin describía como dos luceros brillantes, comenzaron a cristalizarse —Yo... ese día... —Cada vez se le dificultaba hablar —Ese chico... 

—No te preocupes, pequeña. Calma, no pasa nada — Con cuidado, tomó la mano libre de la muchacha y la sostuvo entre las suyas —Aquel bastardo no volverá aparecer, lo prometo. Yo estoy aquí —Ambos se miraron a los ojos.

Ae Rin conectó con esos pequeños ojos que años atrás la habían vuelto loca. Aquellos ojos que le iluminaron sus terribles días y, con una confianza que ni ella lo esperaba, habló.

—Esa tarde... tenía una reunión con un cliente... un señor que deseaba... vender su casa —A pesar del gran esfuerzo, las palabras salían entrecortadas —Llegué temprano porque tenía hambre... pero... ese chico... ese chico entró como loco al local... llevaba armas consigo y... apuntaba a todos a... a la cabeza y yo... —No pudo más y dejó de hablar. Sus silenciosos sollozos no se hicieron esperar.

SNIPER - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora