Capítulo 25.- MSR

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Un zumbido extraño en el oído lo hizo despertar del sopor. Sus ojos poco a poco se abrieron ante el dolor insistente en una pierna. Todo le daba vueltas, todo estaba en caos, todo era repentinamente diferente. Su mirada viajó al frente, dejando ver el lado izquierdo del auto completamente destrozado. Agradeció haberse puesto el cinturón de seguridad o si no habría salido volando a través del vidrio delantero.

Con sumo cuidado giró un poco el cuerpo y el terror lo invadió ante la escena que sus propios fanales le mostraban. Lentamente estiró el brazo y removió un poco el hombro de Ae Rin, quien se encontraba totalmente inconsciente encima sobre la bolsa de aire y con aquel líquido rojo surcándole en alguna parte de la frente.

—A-Ae Rin —La voz le salía entrecortada —Ae R-Rin —No deseaba moverla más de la cuenta pero no quería entrar en pánico en cuanto vio que no reaccionaba.

Con las manos temblorosas se retiró el cinturón e intentó llegar hasta ella, pero todo fue en vano cuando alguna clase de paño le cubrió la vista. No, no solo la vista, la cabeza.

—¡¿A dónde crees que vas?! —Sin saber lo que pasaba, Jimin sintió como fue arrastrado fuera del auto, cayendo de espalda al frío y mojado suelo.

Como lo imaginaba, algunas partes de su cuerpo estaban mal después de tremendo golpe, pero no por ello dejó de luchar.

—¡Déjame! —Se removió como pudo pero solo logró obtener patadas precisas en sus costillas y rostro.

—¡¡Tu no vas a ningún maldito lado!! —De inmediato, le sujetaron los brazos a la espalda y las amarraron con algún tipo de cinta.

—¡Ae Rin! ¡Ae Rin! —Park gritaba desesperado, errático. Deseaba poder llegar con la chica pero le fue imposible.

—Tu princesita estará bien con nosotros, Teniente —Una voz diferente se escuchaba claramente al otro lado del auto, precisamente donde Ae Rin se encontraba —Solo jugaremos con ella un rato —Aquella persona comenzó a reír.

Jimin forcejeaba y se movía al imaginar la peor escena que una mujer puede llegar a sufrir en casos como aquel. Debía hacer algo, debía protegerla a toda costa.

—¡Llévenme a mí! ¡Ella no tiene nada que ver! 

—Ay Teniente... —La primer voz habló tan cerca de él que sintió su aliento rozarle la oreja —Eso debiste pensarlo desde un principio.

Antes de que Park dijese algo más, su nariz y boca, a través de aquel obscuro saco, fueron cubiertos por una especie de aroma que conocía bastante bien.

El formol no tardó en hacer su respectivo trabajo.





El formol no tardó en hacer su respectivo trabajo

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La inconsciencia estaba abandonándolo, abriendo paso a que sus sentidos volvieran a él. Tardó un par de minutos en entender qué era lo que sucedía por completo.

SNIPER - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora