Capítulo 07.- M14

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—¡Oh sí bebé! ¡Sí, vamos, más, más! ¡Sí! ¡Más rápido, guapo!

Para Jimin tirar un polvo una noche entre semana era lo más simple y sencillo del mundo después de un día arduo y difícil en el trabajo; sin embargo, llevaba haciendo aquello por toda una semana desde el incidente ocurrido con Ae Rin. 

Ella tenía novio y por lo que investigó en los días posteriores, en dos meses se casaría con el idiota ese.

—¡Me vengo! ¡Me vengo! —Aquella noche en particular, su puta no era para nada normal. Todo el rato se la pasó gritando y gimiendo como becerro a punto de morir. Una sonrisa radiante permanecía en la cara de ella cuando termino —¡Ha sido el mejor sexo de mi vida! —Jimin no logró siquiera llegar a segunda base, y eso le molestaba.

Sin decir más, el susodicho se levantó los pantalones y salió de los sanitarios de mujeres.

No hubo necesidad de despedirse de la mujer.

—Vaya, sí que estabas necesitado, Park —Hoseok se burló de él en cuanto lo vio sentarse a su lado en la barra.

—Idiota. Esa perra no sirvió de nada. Nadie puede quitarme la imagen de Ae Rin de la cabeza.

—Llevas así una semana ya, amigo. ¿Acaso no planeas hacer algo? —Jimin le pidió un whisky doble al barman y éste en segundos se lo entregó.

—¿Y qué mierdas piensas que haré? Ya le destroce la vida una vez, no planeo hacerla una segunda.

—El Park Jimin que conozco no se dejaría intimidar por nada. Además, esa chica es el amor de tu vida. Lucha por tu amor y se feliz con ella.

—Las cursilerías van contigo Hoseok, pero no conmigo. Ae Rin tiene derecho a ser feliz con su... novio —De un sorbo bebió todo el alcohol de su vaso, tratando así de olvidar sus penas.

—De acuerdo, de acuerdo, pero puedes hacer el intento de empezar de nuevo con ella. Hazte su amigo y quien sabe, tal vez con el tiempo ella termine no casándose y quedándose contigo. O bien, podrías hacer lo que en las películas y robártela en plena boda.

—No digas idioteces. ¿Piensas que ella dejara tan fácil a aquel hijo de puta? A leguas se ve que derraman miel el uno por el otro. No, no dejaré que mi egoísmo la lastime de nuevo —Estaba decidido a comportarse como el hombre que ella nunca pudo tener; sin embargo, una parte de él sí deseaba hacer todo aquello que le había propuesto su amigo.

—Bien, entonces deja de lloriquear en cada rincón como si fueses un marica. Vámonos, que mañana tenemos que estar en Daegu temprano —Dicho ésto, Hoseok pagó lo suyo y tomó su chaqueta. Jimin hizo lo mismo y ambos salieron del establecimiento.

Mientras el Teniente Park manejaba en dirección a su casa, las palabras de su amigo rondaban por su cabeza. ¿Intentar robarse a Ae Rin el día de su boda? No, esa sería una de las ideas más descabelladas y fuera de lugar que podría hacer. Ella terminaría odiándolo el resto de su vida más de lo que ya lo hace. ¿Ser amigo de ella? Sí, no suena tan mal, aunque probablemente rechazaría la oferta al segundo. Pero... ¿Qué más podría hacer?

No dejó de sopesarlo ni por un segundo, ni cuando se fue a la cama en la habitación separada de Krystal. Suficiente tenía con mantenerla en su casa como para que también durmieran en la misma recamara. Eso jamás ocurriría... ni en sus peores pesadillas.



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—Subteniente Jung, ¿Qué supone que hagamos aquí, en Daegu?

El escuadrón 1 de las fuerzas especiales, caminaba bajo el sol abrasador de Daegu mientras Jung leía el informe por vez número mil.

—Tenemos tres horas para revisar el área de Buk-gu y sus alrededores. Se han reportado incidentes con armas de fuego en las últimas semanas —Park se sabía el informe de memoria.

—Pero Teniente... ¿Eso no le corresponde a la unidad de delitos violentos de Buk-gu?

—¡Tu solo haz tú trabajo y mantén la boca cerrada! Sepárense, nos vemos aquí en tres horas —Una de las cosas que le molestaban a Jimin, era que sus subordinados fueran inútiles e incompetentes. Los otro cuatro elementos del equipo tomaron caminos separados y se alejaron de sus superiores.

—Sabes que es cierto lo que dijo Chen, ese trabajo no nos corresponde a nosotros, ¿Por qué te desquitas con él? —Hoseok guardó la información en su mochila y ambos emprendieron el camino por las feas calles.

—No deben perdernos el respeto solo porque estamos vestidos de civiles —De la bolsa interna de su chaqueta sacó la cajetilla y tomó uno de los cigarrillos —En todo caso, es una pérdida de tiempo. Kim debería dejarles esto a los ineptos de la división de policía —Colocó el cigarrillo en su boca y con el encendedor lo prendió. La sensación de nicotina entrando por su boca y llenando sus pulmones, era lo que necesitaba en ese momento.

—Aquí no se puede fumar, Park. Apaga esa porquería antes de que te desfigure el rostro —La voz proveniente a la espalda de Jimin hizo que éste sonriera ladino. Reconocería al poseedor de esa voz en cualquier lado.

—¡Woah! Es cierto eso de que los perros pelean por su territorio, aún si la calle es pública —Jimin le dio otra calada a su cigarrillo y giró de a poco sobre su eje para quedar de frente a aquella misteriosa persona —¿Me arrestaras? —Soltó todo el humo que había guardado en la garganta.

—¿Qué haces aquí, Park? Daegu no es tu distrito —El jefe del equipo 2 de Crímenes Violentos, Min Yoongi, lo veía de una manera vil y cruel, tanto como le era posible.

—Vengo a hacer tu trabajo Min, ya que ustedes son unos bastardos incompetentes.

—¡Eres un hijo de perra...! —Yoongi no pudo soportar el insulto y se abalanzó sobre Park; sin embargo, sus colegas lo detuvieron a tiempo de siquiera tocarlo - ¡Lárgate, Park! ¡Daegu es mío!

—¡Sigue ladrando Min! —Hoseok hizo lo suyo con Jimin y lo halo para que ambos siguieran de frente, dejando atrás a Min Yoongi y compañía —Estúpido... jamás aprenderá.

—No puedo creer que, a pesar de los años, ustedes dos se sigan comportando como niños —Hope no podía entender cómo esos dos pasaron de ser amigos en el servicio militar a ser los enemigos acérrimos que eran ahora.

—Min hace a que me enoje y... —Las palabras se le fueron de la boca al ver pasar frente a sus ojos, a dos calles de distancia, a un fantasma —Iva... Ivanov... 

—¿Qué tiene que ver Ivanov en la conversación? 

—¡Ivanov! ¡Ese infeliz! —Jimin tardó un segundo en reaccionar, pero cuando lo hizo, tiró su cigarrillo y echó a correr tan rápido como sus pies se lo permitieron. Hoseok lo seguía unos cuantos pasos atrás.

La imagen del día en que lo mató eran muy nítidas: Maksim era un tipo corpulento, alto y de tez blanca. Su cabello era color marrón y poseedor de un prominente bigote gris. Vestía muy elegante en Budapest: gabardina, pantalón y saco negro acompañados de un bastón fino con detalles terminados en oro.

El Teniente Park en verdad le había disparado aquel día, su cuerpo sin vida yacía afuera de aquel auditorio.... No, él no estaba vivo, posiblemente fuese una alucinación.

En un acto reflejo, al doblar la esquina, sacó el arma que mantenía bien resguardada en el cinto de su pantalón, pero era demasiado tarde, no había absolutamente nadie...

O tal vez nunca lo hubo.


O tal vez nunca lo hubo

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SNIPER - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora