Capítulo 20.- IPR2A1

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A Jimin le habían dicho que esperara pacientemente en la sala de espera de hospital y así lo hizo. Caminaba de un lado a otro por el pequeño espacio, mortificado y desesperado por el hecho que nadie sabía sobre el estado de Ae Rin.

Fue estúpido e idiota lo que hizo, pero tal vez muy en el fondo la comprendía.

Ae Rin de un momento a otro se quedó sin la razón de su vida, sin el motor que la iluminaba y sin la persona más importante para ella. Estaba en depresión pero él nunca creyó conveniente mencionarle los inútiles grupos de apoyo y mucho menos pedirle que hablara sobre el cómo se sentía realmente.

Él se sentía culpable de lo que ella había hecho.

Se culpaba una vez más.

Mientras pensaba aquello, por fin, una joven doctora llamó por lo alto.

—¿Familiares de Choi Ae Rin?

Park no tardó en adelantarse hacia ella.

—Sí, soy yo. ¿Cómo se encuentra ella?

—La señorita Choi se encuentra fuera de peligro. Tuvimos que suministrarle varias transfusiones de sangre y cerrar rápidamente los cortes en sus muñecas pero ella estará bien —Jimin por fin pudo respirar mejor al escuchar aquello —Sin embargo, creo que es necesario que la señorita sea enviada con un especialista. Me preocupa lo que hizo.

—¿Puedo verla? —Inquirió no muy convencido

—Claro, pero por ahora se encuentra sedada.

Tras darle las gracias y obtener la información necesaria del especialista, Jimin no tardó en entrar a la habitación donde estaba la chica.

Al verla allí, pálida y derrotada, con esos vendajes en sus muñecas... sintió nuevamente que su mundo se derribaba.

Se acercó a ella y tomó asiento en la silla cerca a la cama.

—No me dejes Ae Rin. No me abandones como lo hizo Krystal... —Sin poder contenerse más tiempo, el sollozo salió disparado desde su pecho —No quiero... No quiero tener que enterrarte a ti también... no quiero quedarme completamente solo —Su voz era apenas un vil susurro.

Sí, ese era su miedo más grande.

Aunque no lo quisiera admitir nunca en voz alta, se encontraba solo. Más solo que nunca en su vida.

Él les había dado la espalda a sus padres después de decirles que no quería su empresa, y por ende ellos evitaron todo contacto con su hijo.
Krystal ahora ya no estaba con él. Su enorme casa era ahora una casa abandonada. Con solo poner un pie en ella, los recuerdos de su esposa caminando alegre de un lado a otro le apretujaban horrible el corazón.
Era cierto que tenía a su único amigo Hoseok, pero lógicamente no lo tendría para siempre, él debía hacer su vida.
Y por último estaba Ae Rin. Ella era lo único a lo cual aferrarse. Era la única luz que tenía Jimin para sobrevivir en su ya conocido y solitario universo.

Tras llorar todo lo que quiso, el Teniente se quedó dormido, pensando en la manera de mantener a Ae Rin a su lado, con vida.

Tras llorar todo lo que quiso, el Teniente se quedó dormido, pensando en la manera de mantener a Ae Rin a su lado, con vida

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SNIPER - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora