Renace un guardián nacido del fuego y la magia al final del séptimo mes, vendrá para proteger a la esmeralda y arrasar todo a su paso si es necesario.
Él mundo mágico necesita un cambio y los Potter están dispuestos a cambiarlo.
- Eres lo más i...
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Entraron al despacho donde se encontraba un fénix en sus últimos momentos, emitía leves quejidos, se consumió en fuego y de sus cenizas nació otro, había sido todo un espectáculo.
- Eso fue impresionante. - Dijo Dylan
- Chicos que bueno verlos, aunque por situaciones complicadas lastimosamente. ¿Tienen algo para decirme?
- Nosotros no fuimos, ni siquiera existe un hechizo para dejar a un fantasma en ese estado es imposible que un mago hiciera eso mucho menos uno de nuestra edad. - Exclamé un tanto alterada, no podía controlarme cuando estaba cerca de él.
- Ya todos temen que los Potter usen su lógica irrefutable, sé que no fueron ustedes solo me pregunto si tienen algo que deseen decirme. - Expuso su maldita cara de abuelo dócil y amoroso; quería partirle la cara.
- No profesor. - Me miro con suspicacia desde que había entrado al despacho trato de ver mis recuerdos le mostraba las veces que fuimos golpeados y castigados por nuestros tíos, ni siquiera sentía remordimiento. - ¿Podemos irnos?
- Por supuesto. - Salieron rápidamente del lugar se encontraron con Harry, Herms, Ron y los gemelos muy alterados; Rey se enrosco en su cuello cada vez estaba más grande y pesado.
<<Casi tiro esa estúpida gárgola no puedo dejarte 5 min porque ya te encuentran en la escena de un crimen>>
<<La suerte Potter>>
- No paso nada chicos, el profesor no cree que fuimos nosotros.
- Pues el colegio no piensa eso, Ernie regó el chisme por todo el colegio. - Exclamó Harry.
- Victoria según el chisme eres la heredera y quisiste matar a Justin. - Comentó George.
Efectivamente todos huían de mí con más razón me paseaba por todos lados y les daba una mirada de muerte para verlos salir huyendo, con los chicos solo nos reíamos por sus reacciones. Los gemelos se hacían pasar por mis guardaespaldas iban gritando por todos lados que iba llegando y que dieran paso.
- Vayan despejando que la reina roja se acerca. - Para darle énfasis caminaba como toda una diva. - QUITENSE.
- Quítate Harry, irá a tomar té con su bestia.
- Tú también Neville nadie se salva.
A la profesora Minie no le hizo mucha gracia, ya que nos mandó llamar y nos esperaba con una mirada severa y tres sillas frente a su escritorio.
- Oh profesora no se enoje, debo tomarlo con gracia todos me acusan injustamente.
- Con sus juegos solo incrementan las sospechan ustedes dos. - Señaló a los gemelos. - Dejen de hacer estupideces o avisaré a su madre. - Los dos se pusieron pálidos.
