Lobo enojado

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Se levantó con una nueva determinación, no se dejaría vencer ya había llorado suficiente tenía un enorme dragón que mataría a todos por ella y tenía demasiado poder por supuesto que saldría victoriosa

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Se levantó con una nueva determinación, no se dejaría vencer ya había llorado suficiente tenía un enorme dragón que mataría a todos por ella y tenía demasiado poder por supuesto que saldría victoriosa.

- VAMOS EQUIPO ES UN HERMOSO DÍA PARA TAPAR BOCAS. - exclame, todos estaban bien acurrucados con Rey.

- Cinco minutos más, Rey es tan suavecito.

- Herms jamás lo creí de ti.

Su amiga le dedico una sonrisa y se levantó perezosamente.

- Me alegro ver a la Victoria de siempre. - exclamó feliz.

Todos se levantaron a darse una ducha, la sala les proporcionó todo lo necesario y como habían traído ropa no había problema era domingo y todos se levantaban tarde, aunque con los sucesos de la noche anterior seguramente el comedor estaba lleno desde muy temprano.

- ¿Segura quieres entrar?. - volvieron a preguntar todos.

- Si, nada cambio esto sólo me mostrará quien es mi amigo. Ustedes contrólense todo es un juego de ajedrez dejen que las piezas se acomoden.

Entraron todos juntos, puso bien en alto el mentón y se dirigió a la mesa de Gryffindor todos empezaron a cuchichear sobre como quería llamar la atención. Se sirvió su desayuno con toda la tranquilidad de mundo, como vieron que ella estaba bien el resto hizo lo mismo y empezaron a hablar de todo sin darle importancia a las miradas.

- Adivinen chicos. - exclamó un muy entusiasmado Sam.

Levantó su mano y mostró el anillo en su dedo anular.

- Felicidades ya somos 4 comprometidos en el rebaño. - exclamó Dylan con genuina felicidad.

Harry sólo rodo los ojos, pero ya sabía que quería a todos sus cuñados.

- DYLAN C-I-R-C-U-L-O, no me obligues a crucearte.

- Ya nos pareció agradable que nos llamen rebaño.

- Si Tori, eres un dragón ¿No?. - Susurro George.

Todos se rieron de su cara indignada aunque debía admitir que a ella también ya le estaba agradando dicho apodo.

Las puertas se abrieron de par en par causando un ruido tremendo, todos giraron para observar como tres hombres a punto de estallar entraban al comedor y se dirigían a pasos agigantados hasta la mesa de profesores.

Dumbledore se levantó rápidamente sabiendo todo lo que ocurriría, ahora se arrepentía por haberlos ignorado debía adivinar que Minerva los ayudaría a entrar.

- NO VOY A PERMITIR QUE MI AHIJADA PARTICIPE EN ESTE TORNEO ALBUS. - su voz sonaba más a gruñido, sentía como lunático quería salir de su padrino y cortar gargantas.

- Mejor hablemos en un lugar más privado. - se veía muy nervioso.

- ¿Ahora deseas un lugar privado? Te suplicamos una reunión y sólo nos ignoraste. - exclamó gruñendo Sirius. - Mi sobrina no es un juguete no vamos a permitir que juegues con ella.

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