El huevo

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- Vamos despierten, todo tiene que estar bien preparado para mi Dudley

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- Vamos despierten, todo tiene que estar bien preparado para mi Dudley.

Los golpes resonaron por el pequeño cuarto que compartían los mellizos, varias arañitas cayeron encima de la cama, Victoria observaba como su hermano se despertaba con todo el escándalo de afuera, odiaba con todo su ser vivir en lugar donde Harry no era feliz.

- Vamos Harry que hoy nos cuida la vecina y nos dejara salir al parque.

- Tienes razón cuanto más rápido hagamos el desayuno mejor.

Se fueron rápidamente a la cocina y Harry observo como la sala estaba llena de regalos y con todo eso igual su primo se quejaba de recibir menos que el año anterior. Ellos nunca recibían nada en su cumpleaños ni siquiera se acordaban, pero Tori siempre buscaba la forma de conseguir un trozo de torta para él, como lo hacía era todo un misterio.

- Apúrate muchacho mi café. - Se dirigió hacia su tío para servirle mientras su hermana hacia el tocino y los hot cakes. Como siempre ella trataba de hacer la mayor cantidad de trabajo para que él no hiciera mucho.

- Oh Vernon!! la señora Figg no podrá cuidar de los niños, se rompió una pierna y está en el hospital.

Cierto que el estúpido de su primo la había atropellado el día anterior con su bicicleta lo habían olvidado.

- ¿Tu amiga?

- Esta de viaje, creo que debemos llevarlos con nosotros al zoológico.

- YO NO QUIERO QUE VAYAN CON NOSOTROS!!!!! - Los gritos de Dudley se escuchaban hasta la siguiente cuadra.

- Podemos quedarnos aquí. - Sugirió Harry esperanzado.

- NO!! ni hablar, destruirán la casa.

Su tío los creía unos salvajes, Victoria solo rodo los ojos como si fueran tan estúpidos en destruir la casa donde viven, aunque ganas no le faltaba.

- No haremos eso, por favor tía nos quedamos y nos portaremos bien de paso arreglaré el jardín vi que la vecina acaba de podar el suyo.

Su tía odiaba que el jardín de otro estuviera mejor.

Victoria miraba a su tía de forma penetrante sin parpadear, Harry nunca entendió como hacia eso, la miraba de esa forma hipnótica y automáticamente aceptaba todo lo que pedía, sólo que después de eso ella quedaba muy cansada como si en serio usará magia al hacerlo y quedara agotada su reserva.

- Vernon estaría bien que se quedarán, pero no tocarán nada de la heladera les dejaré el almuerzo.

Como si pudieran comer algo, dejaban con candado la heladera, máximo dejarían una rebanada de queso y un trozo de pan.

- Bien, pero quiero el patio impecable. - Exclamó su tío mirando recelosamente a Tori.

Treinta minutos después ya se encontraban solos y limpiando arduamente el jardín, al menos podrían tomar agua sin restricciones.

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