El pasado de Risei: 4° parte.

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Pasaban los segundos, los minutos y yo cada vez sentía menos mi cuerpo pero no dejaba de sentir aquel horrendo dolor. Ya no podía soportar más, caí al suelo con la respiración muy agitada. ¿A caso este era mi destino? Morir aquí y ahora. Estaba demasiado débil, me había resignado ya a morir cuando vi una sombra.

Alguien ataco a Nibori. No podía distinguir quién era puesto que mi visión se había vuelto borrosa. Solo pude ver como sangre comenzaba a caer seguido de un pequeño gruñido de parte de Nibori. Todos mis sentidos me fallaban, no podía reaccionar hasta que escuche una voz.

-¿Estás bien Risei? –me dijo aquel youkai que estaba parado frente a mí.
No podía hablar, el dolor me lo impedía.

-Maldito cachorro –grito molesto el youkai que recién había sido atacado.

-Detén todo esto –exigió aquel ser con una voz fría pero firme.

-Cachorro del infierno como te atreves a atacarme idiota –gruño el youkai- ¿Quién te crees para exigirme algo?

-El no hizo nada, déjalo ir

-Que no hizo nada, por culpa de ese infeliz los lobos le atacaron –respondió claramente molesto.

-Como te dije antes, él no hizo nada, has cuentas eso fue hace más de cuatro años, el no pudo hacerlo.

-Cállate, por culpa de ese ser perdí a mi hijo, no merece vivir, lo hace sufrir –dijo enojado haciendo crecer sus garras lanzándole al joven youkai un zarpazo.

-Ni se te ocurra Nibori-sama –dijo otro youkai peli-plateado.

-Cachorro Taisho, este asunto no es contigo, no te entrometas o la pagaras caro –amenazo.

-Ya basta, de nada sirve que sigas, con esto tu hijo no regresara.

-Silencio inu, lo sé pero al menos vengare su muerte, le haré sufrir por lo que hizo, jamás le perdonare, por su culpa el está muerto, mi hijo murió, no se entrometan –sus ojos se tornan rojos.

-Déjale, el no causo la muerte de Tsukiko –dijo inu alzando la voz.

-La muerte de Tsukiko, no puede ser, debe ser un error –Dije en mi mente sin poder creer lo que escuchaba- no, eso es mentira –dice en voz baja.

-Claro que la causo, el lo mato –grito Nibori.

-¡¡No!! –Grite- el, el no está muerto, yo no le mate –dije antes de que lágrimas comenzaran a brotar de mis ojos.

-Mm –dijeron los presentes mirándome fijamente.

-Padre –murmure antes de que mis marcas se mostraran.

-¿Qué dijiste cachorro? –me dijo muy molesto Nibori. Tras mirar mis marcas él se quedo sin palabras y con una expresión de asombro.
Comencé a gruñir. Estaba dolido no aceptaría lo que me decían, jamás lo haría. Mis garras se tornaron de un color grisáceo y se alargaron midiendo aproximadamente Cinco centímetros. Mis colmillos también se alargaron pero no mucho convirtiéndose en algo parecido a metal.

-Mm –estaba tan alterado que en un movimiento rápido destruí por completo aquellas cadenas que me sujetaban mirando fijamente a Nibori quien golpeo el suelo con su látigo el suelo buscando intimidarme y claro lo hizo pero muy poco ahora que estaba descontrolado.

-¿Qué demonios eres? –me golpeo en con látigo sujetándome del cuello y haciéndome caer al suelo de un jalón.

-Déjame –proteste forcejeándome tratando de soltarme.

-Eso jamás, yo no dejo consientes a mis presas –dijo comenzando a jalarme más fuerte.

-¡Ah! –grite. Lo mire levemente comenzando a correr hacia el abalanzándome al youkai mordiendo así su brazo encajándole también sus garras.

Sentimientos ocultos: un trágico amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora