Señor del oeste, días a su lado 4° parte

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-Hm, si genial un nuevo día –dijo Rin estirándose un poco.

-Buenos días señorita rin –dijo Akari entregándole un kimono- supongo durmió bien.

-Sí, muy bien, todavía no puedo creer que ahora vivo bajo el mismo techo que el señor Sesshomaru –dijo mi joven protegida muy feliz.

-Señorita rin le podría preguntar algo –dijo Akari.

-Claro que puedes.

-Sea sincera, ¿a usted le atrae el señor? –le pregunto la youkai.

Rin al escuchar tal pregunta no pudo evitar poderse sumamente roja como tomate y cubrirse el rostro en un intento desesperado por que Akari no la viese de tal modo pero como siempre eso era completamente inútil puesto que todos fácilmente detectábamos cuando ella se sonrojaba.

-Creo que el señor te gusta señorita Rin –dijo Akari dándole un gran sonrisa un poco burlona.

-No te burles –le dijo aun cubriéndose la cara.

-No hay nada de qué avergonzarse señorita.

-Pero no importa lo que sienta.

-¿Por qué dice eso señorita? –pregunto Akari.

-Porque el señor Sesshomaru jamás se fijara en una humana –dijo con cierta tristeza.

-De eso no estoy segura señorita, tal vez el pueda llegar a fijarse en una humana –dijo la youkai.

-No lo creo pero no importa yo soy feliz con el simple hecho de poder vivir aquí con él.

Mientras ellas conversaban llegaba visita al palacio.

-Na Kagome estás segura de querer invitarlo –se quejo un hanyou.

-Hay Inuyasha él es tu hermano, claro que estoy segura de hacer esto –regaño una miko.

-Pero no era necesario que viniéramos aquí, podías enviar a algún mensajero –renegó el hanyou.

-Inuyasha deja de quejarte y renegar quieres, además quiero saber cómo esta rin.

-Cierto ella ahora vive con el odioso de Sesshomaru, más le vale no haberle hecho nada.

-No lo creo, no creo a Sesshomaru capaz de hacerle algo malo a rin –defendió la miko.

-Kagome no lo defiendas, sabes que el odia a los humanos, yo no confió en el –protesto Inuyasha.

-Tal vez tengas razón pero aun así el protege mucho a Rin como para atreverse a hacerle daño alguno –dijo Kagome.

-Lo que digas, solo llegamos, saludamos a Rin, le damos el pergamino y nos vamos entendido.

-Eres el colmo Inuyasha, no haremos eso, deberías convivir un poco más con Sesshomaru.

-Ni en sueños.

-Es tu hermano.

-Eso no me importa.

-Tú sí que no tienes remedio Inuyasha.

Ambos siguieron caminando y discutiendo hasta que después de unos minutos más por fin llegaron a mi palacio.

-Valla el palacio de Sesshomaru sí que es grande –exclamo la miko.

-Pues que esperabas, ese tonto es el señor de esta región –dijo algo fastidiado- entremos de una vez a darle ese pergamino a él.

De pronto un youkai de larga cabellera grisácea y las puntas de la misma color blanco como la nieve, ojos ámbar y tez clara, salto frente a Inuyasha y le lanzo un zarpazo.

Sentimientos ocultos: un trágico amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora