Sentimientos ocultos: un trágico amor

Visita inesperada, Daiyoukai del Norte

— ¿En donde se encuentra ella en este momento? —le pregunte mirándole a los ojos.

­— En el comedor —dijo tras hacer memoria.

— ¿En el comedor? —me mostré levemente extrañado.

— Si, dijo que como era la hora de la comida esperaría ahí pues no quería interrumpir la misma —me explico sin dejar de mirarme a los ojos.

Una vez termino su explicación yo me dispuse a emprender camino a dicho comedor más al percatarme de que ella no me seguía detuve mi caminar.

— Rin —la llame.

— ¿Si?

— Andando —al decir eso ella sonrió y comenzó a seguirme.

Mientras caminábamos podía sentir como ella me mirada constantemente, era como si me analizara, aunque eso no me molestaba después de unos minutos comenzaba a hacerse incomodo, era una sensación extraña que jamás había experimentado.

— ¿Hay algo en mi rostro? —finalmente le pregunte consiguiendo así sorprenderla y causar que se sonrojara.

— Y-yo... —desvió la mirada realmente apenada— Lo siento — ante esto sonreí internamente.

Cuando por fin llegamos al comedor Akari nos abrió la puerta y sin más entramos al dichoso lugar encontrándonos, efectivamente, con una joven sentada en una de las sillas más cercana a la principal.

— Así que después de todo eras tú —Hable con un tono serio consiguiendo así llamar su atención.

— Hola Sessh —la joven me saludo amablemente.

— Veo que ni tu ni el imbécil de Ushiro harán caso sobre no decirme de tal manera — le dije antes de tomar mi respectivo asiento.

Ante mi comentario ella soltó una pequeña y suave risa o al menos yo creía que esa era la razón por la que ella se había reído.

— Aun no te tomas muchas cosas en serio, sigues riéndote por cualquier cosa —comente sin más.

— No, te equivocas —dijo antes de posar su mirada en mi— no me rió por tu comentario, lo hago porque me doy cuenta que tú has comenzando a cambiar —sonrió dulcemente.

Al ver que no entendía a lo que me refería desvió su mirada a donde Rin se encontraba y le dedico a ella también una sonrisa que Rin claro no tardó mucho en regresar el gesto sonriendo amplia mente.

— Hola pequeña —ella saludo a Rin aun sin borrar su sonrisa.

— Hola —Rin le regreso el saludo amigablemente.

— Dime pequeña, ¿Cómo te llamas?

— Me llamo Rin.

— Muy lindo nombre.

— Gracias, eh... esto... —Rin no supo que decir al darse cuenta de que no sabía quién era ella.

— Oh, discúlpame, no me he presentado, mi nombre es Osiris Kita, soy la daiyoukai del norte, encantada de conocerte.

— La daiyoukai del norte —murmuro.

Se sorprendió baste por la información que le acababa de dar Osiris más al escuchar las siguientes palabras se apresuró a contestar.

— El gusto es mío Osiris-sama —dijo antes de ponerse de pie y hacer una reverencia.

— Tranquila, siéntate, no es necesario que seas formal conmigo —le dijo con suavidad—. No me gustaría que me vieras como un ser superior a ti, no soy como tu guardián —ante estas palabras mire de reojo a Osiris y después a Rin quien ya había regresado a su asiento.