Pasado de Risei: 2° parte

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-¿Qué buscan aquí?  Respondan –exigió mi padre.

-Que, qué es lo que queremos, pues te diré lo que queremos, queremos nos regresen nuestra reliquia –exigió el líder de ese clan.

-Pero de que tonterías hablas, no tenemos su reliquia –protesto mi padre.

-En serio entonces expliquen porque posen esa flauta –dijo Ryoko el líder del clan.

Mi madre miro sus manos y vio su flauta. La oculto detrás de ella.

-Esta no es su reliquia –dijo seria.

-Hm, así que lo negaran pues entonces se las quitaremos a la fuerza –dijo amenazadoramente.

Yo al escuchar gruñidos salí de la cueva y me dirigí hacia mis padres. Mi madre al verme intercambio miradas con mi padre quien la miro como diciendo que me llevara a otro lado y así lo hizo. Ella se fue a donde yo estaba.

-Risei tengamos unas carreras te parece –me dijo sonriendo. Yo no sabía lo que sucedía así que felizmente acepte sin protestar.

Comenzamos a correr a más no poder. Estaba muy alegre, pues casi nunca jugaba con ellos y ajeno a lo que ocurría reía una y otra vez.

Después de correr durante un largo rato mi madre se detuvo. Me detuve seguido de ella y la mire algo confundido.

-Risei sigue corriendo por favor, no mires atrás nos volveremos a reunir te  lo prometo...--Me hizo una señal con la mano para que acercara a ella y claro lo hice- ten –me entrego una flauta demoniaca.

-Pero tú dijiste que... –fui interrumpido por ella.

-Sé lo que dije hijo mío –me abrazo- aprende a usarla y cuídate mi pequeño.

No entendía nada pero correspondí el abrazo  y tome la flauta. Ella después de unos segundos me soltó y me dio la espalda.

-Corre mi pequeño –le ordenó. Asentí con la cabeza, me di media vuelta y comencé a correr nuevamente.

Después de ese día no los volví a ver nunca más. Corrí y corrí sin rumbo hasta que termine por cansarme y quedarme dormido.

***

Pasaron tres meses y nada, aun no los veía, para ello ya había aprendido a tocar una melodía con la flauta que causaba que mis enemigos se quedaran paralizados y otra con la que caían dormidos.

-Hm, a donde iré, no tengo rumbo, a este paso me terminaran por matar o algo –dije desanimado.

De la nada comencé a escuchar risas y me asombre. No sabía quiénes eran pero aun así corrí hacia donde provenían esas risas terminando por toparme con varios cachorros de mi misma edad. Me sentí feliz pues por alguna razón me daban buena pinta. Salí de entre unos arbustos.

-Hm, hola ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Ushiro –dijo uno de los cachorros, (este era un niño de cabello azul degradado a verde claro, ojos amarillos, tez blanca y una marca de lo parecía una estrella resplandeciendo en su mejilla derecha), antes de recibir un golpe en la cabeza de parte de otro de los cachorros.

-Oye Ushiro no seas tan confiado, ni siquiera sabes quién es y ya le andas dando tu nombre –dijo un niño de cabello negro degradado a rojo sangre, ojos dorados, tez clara y una marca de una flama en mejilla derecha.

-Kazuo que malo eres, ¿por qué me has golpeado? –se quejo Ushiro.

-Por tonto –respondió Kazuo.

-Tranquilo hermano –dijo una pequeña más joven que los demás de cabello que aparentaba fuego, ojos dorados, tez blanca de rasgos delicados, y unas marcas en forma de alas ambas mejillas y una pequeña flama en su frente.

Sentimientos ocultos: un trágico amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora